En nombre del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y de la Escuela Nacional Florestan Fernandes, queremos acoger y dar la bienvenida a todos los militantes y a todas las militantes que han venido del norte y el sur del país y de varios países de nuestra América, para participar en este seminario internacional, en el que trataremos de entender cómo se estructura la estrategia de dominación imperialista en nuestro continente, y en el que socializaremos las más diversas experiencias de resistencia y de enfrentamiento.
Se trata de las experiencias que hoy construimos en la lucha de los movimientos y organizaciones populares en toda la América. Si el imperio aún decide, si saquea nuestras riquezas, si consume nuestras vidas, si imposibilita nuestros sueños, entonces, qué podemos decir sobre las luchas que tienen lugar en la América Latina. Creemos que, aunque el imperio nos amenace con fusiles, la lucha y la resistencia del pueblo latinoamericano vencerán la intolerancia y la arrogancia de los poderosos. La historia de nuestras luchas es la historia de nuestras experiencias de liberación, que se acumulan y se transforman en lecciones y enseñanzas. Por eso es necesario que se conviertan en memoria, en memoria viva. La realización de este seminario nos coloca en esa perspectiva de transformar en memoria subversiva nuestras experiencias en enseñanzas y lecciones.
Innumerables lecturas que se realizan para entender el momento histórico que vivimos y las contradicciones que encierra, nos dicen que debemos prepararnos para un largo período de luchas, en el que no libraremos una batalla cualquiera, sino un combate que pudiera definir los rumbos de nuestro continente: si tendremos más sumisión, explotación y humillación, o un continente verdaderamente socialista, libre del poder imperialista que no tiene nada más que proponerle a la humanidad.
Este es el campo de batalla que nos convoca y, si queremos derrotar a nuestros enemigos, debemos emplear todas las armas: la comunicación, la propaganda, la agitación, la organización, la teoría revolucionaria.
Entendemos que luchar por la reforma agraria significa luchar contra el imperialismo.
Luchar por nuevas relaciones de género es luchar contra el imperialismo.
Luchar por la soberanía alimentaria es luchar contra el imperialismo.
Luchar por una educación pública de calidad es luchar contra el imperialismo.
La lucha por la democratización de la comunicación es una lucha antimperialista.
La lucha por la preservación del medio ambiente es una lucha antimperialista.
La lucha por el socialismo es una lucha antimperialista. Es una lucha internacionalista.
Mas, es fundamental también, como se propone este seminario, entender las estrategias de nuestros enemigos. Hay un refrán que dice: “conócete a ti mismo y a tus enemigos, si quieres obtener la victoria”.
Sabemos que nuestros enemigos no son imbatibles.
Les causa pánico y terror cualquier posibilidad de resistencia.
Su moral es baja y los corroe un sistema de poder que ahora se respalda en la fuerza de las armas.
El supuesto consenso de que su modelo de sociedad es el mejor ya no se sustenta más. Hoy muestra todas sus contradicciones: desigualdades sociales, acumulación de riqueza, destrucción ambiental.
A contrapelo del progreso social y la democracia, el neoliberalismo ha revelado con rapidez su naturaleza. Crecimiento desigual, dictaduras de los mercados, autoritarismo político, la violencia como cultura de vida. Asistimos a una devastación espiritual y física de los pueblos, por el fenómeno (natural) de la violencia.
Hay una pregunta que debemos responder: ¿es válido usar la violencia revolucionaria, como una forma de resistencia contra la violencia institucionalizada por el imperio en el mundo? ¿Es válido vivir esa fe?
La alternativa revolucionaria, a pesar de los ataques ideológicos –tanto de la derecha como de la izquierda–, sí se nos presenta como la única. Debemos desarrollar el derecho a la violencia revolucionaria. Ese es el idioma de la emancipación de la clase trabajadora, incluso cuando se utiliza el cuerpo como única arma. Suicida es el capitalismo, que es el único sistema generalizado de violencia y de muerte.
Según Fidel Castro, las ideas pueden más que las armas, por más sofisticadas que están sean. Entonces, ¿qué ideas necesitamos desarrollar e incorporar para contraponernos al imperio de la violencia promovida en nombre de la paz?
Otra vez se coloca en la agenda la cuestión del socialismo. La humanidad tiene que tomar una decisión. Si quiere vivir, tendrá que ser socialista. No hay otro camino: socialismo o barbarie.