San Apapucio: una comunidad rural encaminada al desarrollo de procesos de innovación rural

Luis Rodríguez Larramendi

Introducción y antecedentes

La comunidad de San Apapucio se ubica alrededor del cauce del Río Babatuaba, en los límites de los municipios Bayamo y Buey Arriba. Fundada en el año 1840, tiene una rica historia que data de la guerra de independencia contra el colonialismo español iniciada en 1895, pasando por los sucesos del período revolucionario encabezado por Fidel Castro entre 1957 y 1959, hasta nuestros días, en los que un grupo de mujeres y hombres encaminan su desarrollo tomando la innovación como herramienta en su cotidiano quehacer.
Desde el punto de vista ecológico y ambiental, la comunidad se ha debatido entre alternantes y extensos períodos de sequía e inundaciones provocadas por ciclones y tormentas tropicales, que han afectado el desarrollo y el mantenimiento de la cultura agropecuaria que caracterizó a dicha comunidad en años anteriores. Rica en diversidad, se caracterizó siempre por el cultivo de granos, entre ellos el frijol y el maíz, pero la crisis aguda del Período Especial, producto de la desintegración de la Unión Soviética y la caída del campo socialista de los países de Europa del Este, provocaron la degradación de sus recursos naturales y, con ello, la pérdida de recursos genéticos tradicionales como el cultivo del frijol y el maíz, que habían formado parte del sustento de la economía y la alimentación familiar.

El inicio de la colaboración

La intervención de los investigadores para la aplicación de la ciencia y la innovación tecnológica en la comunidad fue un hecho fortuito. Lo interesante del inicio de esta acción fue que se produjo de manera contraria a lo que acostumbran a hacer los centros de investigación científica. En vez de proponer recetas tecnológicas a los productores, fue un campesino de la comunidad quien se acercó a un grupo de investigadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov que experimentaba variantes tecnológicas en el cultivo del tabaco. Estas investigaciones tenían como objetivo lograr y proponer a corto y mediano plazos una tecnología que integrara elementos agrotécnicos, nuevas variedades, estudios ecofisiológicos, manejo de la densidad de siembra, esquema de rotaciones de cultivo, entre otras variantes. Bajo esos principios, se pretendía la introducción de dichos resultados en la práctica agrícola de las empresas y los productores del territorio de la provincia Granma, sin contar con las necesidades y prioridades de los campesinos productores de tabaco de la localidad.
El campesino en cuestión no sólo solicitaba conocimientos para mejorar sus cosechas, sino que ofrecía compartir lo que de generación en generación había aprendido de sus antepasados y de campesinos vecinos.
Fue así como se inició este camino de aprendizaje social, el cual hasta la fecha ha trascendido a lo que en nuestro estrecho marco conceptual considerábamos lo más importante para la ciencia: conocimiento y tecnología sin un enfoque social, con el ser humano en el centro de las decisiones y reflexiones.

Los primeros pasos. El sondeo rural participativo

En el año 2005 se realizó un sondeo rural participativo con una amplia participación de la comunidad. Hombres, mujeres, niños y niñas, apoyados por un equipo de facilitadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov, la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF) y la Estación Territorial de Investigaciones Agropecuarias de Holguín (ETIAH), así como el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas de Venezuela (INIA), reflejaron con visión propia no sólo las características de su comunidad, sino también sus principales problemas.
Este sondeo permitió caracterizar de forma participativa los principales renglones socioproductivos del asentamiento poblacional, haciendo énfasis en la problemática que frenaba el desarrollo agropecuario de la localidad. Fue una sorpresa, y al mismo tiempo una experiencia inolvidable, escuchar de parte de los protagonistas del desarrollo de esa zona los principales problemas que afectaban su desempeño, así como las propuestas de soluciones locales y las necesidades de aprendizaje que podían satisfacer los investigadores y técnicos de las instituciones de investigación y enseñanza de la provincia. Lejos estábamos de imaginar que gran parte de las soluciones a los problemas identificados en la comunidad de San Apapucio se encontraban “almacenados” en oficinas y laboratorios del Instituto de Investigaciones Jorge Dimitrov y la Universidad de Granma.
A continuación se listan los principales problemas detectados en este diagnóstico, a partir de los cuales se propuso una priorización para lograr un escalado en la solución participativa de los mismos:

1. Bajos rendimientos agrícolas
2. Bajas producciones agropecuarias
3. Sequía
4. Pérdida de variedades de cultivos tradicionales (maíz y frijol)
5. Envejecimiento de los productores
6. Migración de jóvenes hacia la ciudad
7. Vías de acceso a la comunidad en mal estado
8. Robos frecuentes
9. Insuficientes recursos para la producción agropecuaria
10. Insuficiente maquinaria agrícola
11. Falta de mercado en la propia comunidad
12. Insuficiente disponibilidad de semillas
13. Pobre relación de la comunidad (campesinado) con instituciones de investigación y de educación superior
14. Baja diversidad de cultivos agrícolas
15. Baja diversidad de especies animales en fincas
A partir de estos problemas, la propia comunidad determinó de manera colectiva que los problemas más acuciantes estaban relacionados con las bajas producciones agropecuarias que se lograban en sus predios, la pérdida de la diversidad de cultivos y animales y las afectaciones por eventos naturales adversos, como las intensas sequías.
Sin embargo, existía un problema de otra índole pocas veces identificado e interpretado de la manera correcta: la desarticulación que mostraban algunas instituciones comprometidas con el desarrollo agropecuario del sector rural del territorio. Este problema fue percibido mediante la construcción de un Diagrama de Venn que ilustra las relaciones existentes entre las instituciones reconocidas por los productores y su comunidad.
En ese momento, un grupo de mujeres, niñas y niños de la comunidad identificaron quince instituciones que, de alguna manera, incidían en su desarrollo. De ellas, reconocían que eran importantes seis, mientras que el resto eran medianamente importantes. Sin embargo, resulta interesente que de las instituciones clasificadas como importantes, sólo el consultorio médico de la familia y la escuela sostenían una estrecha relación con la comunidad, mientras que la Universidad de Granma y el Instituto de Investigaciones Jorge Dimitrov fueron relegados a un segundo plano por considerar que, a pesar de estar geográficamente cerca de la comunidad, no se relacionaban con ella ni ejercían la función social de lograr un impacto en el desarrollo socioeconómico de su entorno más cercano.
Esta reflexión en torno al papel de los actores locales y externos en el desarrollo de la comunidad fue un punto de partida que contribuyó no solamente a fortalecer las acciones dentro de la comunidad, sino que evidenció la necesidad de crear alianzas interinstitucionales y transdisciplinarias. Ello condujo a lo que hoy se conoce como Centro Local de Innovación Agropecuario de Granma (CLIA Granma).
Hoy, un conjunto de fincas de esta comunidad, por su carácter innovador, forman parte de los Centros Primarios de Diversidad Genética y Tecnológica que contribuyen al rescate de la diversidad genética y a la introducción y generalización de los resultados científico-técnicos generados en los centros de investigación y la universidad de la provincia, con la cooperación de las asociaciones de productores agropecuarios, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y las entidades del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI) que conforman el CLIA en la provincia.

Caracterización de los sistemas de producción

Con toda la información que permitió caracterizar —desde el punto de vista social— a la comunidad, y dado el carácter agropecuario de la misma, era imprescindible profundizar en el estado en que se encontraban los sistemas productivos. Para ello se formularon y aplicaron encuestas con informantes clave que permitieran el logro de los objetivos planteados: realizar una tipología de fincas/familias campesinas.
Con la aplicación de las encuestas y del calendario de actividades agrícolas se pudo comprobar que los sistemas de producción agropecuarios no estaban lo suficientemente desarrollados para aportar y garantizar al menos el autoconsumo de productos agropecuarios.
El 100% de los productores y las productoras cultivaban una variedad de maíz y de yuca como cultivos de subsistencia, y sólo tres cultivaban ocasionalmente el frijol con el mismo propósito. En cuanto al destino de la producción agrícola, el 42% vendía parte de la producción, ya sea a la entidad comercializadora de la agricultura (Acopio) en el territorio, o a la propia comunidad.
En cuanto a la producción animal, el 100% de las fincas/familias entrevistadas tenían al menos tres especies de animales, principalmente de corral o traspatio. El 93% criaba ganado vacuno y el 29% vendía leche al Estado o algunos animales menores en mercados locales. El resto de los animales que se criaban eran ovejos (36%), gallinas (100%), puercos (57%), patos (57%), guanajos (43%), chivos (21%) y caballos (21%). De manera general, no se observaban criterios innovadores para la producción agropecuaria, excepto un campesino que aplicaba en su finca el sistema de cultivo de plátano extradenso, con lo que lograba significativos ingresos económicos por hectárea.

Rescate de la diversidad agrícola y desarrollo participativo de tecnologías agrícolas sostenibles

Con el propósito de buscar nuevas alternativas para el desarrollo agropecuario mediante un enfoque participativo, para la selección y el mejoramiento de cultivos, así como para la diversificación de los mismos, se aplicó la metodología del fitomejoramiento participativo, y en ella, las ferias de agrobiodiversidad ocuparon un papel protagónico. Esas ferias se han convertido en una nueva manera de promover la diversificación productiva y estimular la participación activa de los pequeños productores. Todos estos son aspectos de sensible valor para nuestro entorno rural, que aún mantiene baja la disponibilidad alimentaria, aunque con logros en algunos aspectos de la producción de alimentos agrícolas, en los que la comunidad de San Apapucio representa un ejemplo para el resto de la provincia.

La primera feria

Como un medio para la solución del problema de la pérdida de la diversidad de variedades de frijol, se desarrolló en el año 2005 la primera feria de biodiversidad. En esta ocasión se pusieron a disposición de los productores —en la finca de un campesino de la comunidad— veinte variedades de lo que popularmente se conoce como frijol “caritas” (Vigna sp).
Esta feria fue una oportunidad para que los productores y las productoras, conjuntamente con técnicos, decisores de políticas, científicos y científicas pusieran en práctica sus habilidades de selección de variedades e intercambiaran saberes y criterios.
Se seleccionaron de forma participativa un total de seis variedades (Tabla 1), las cuales fueron repartidas en pequeñas cantidades para su experimentación en fincas y su reproducción y conservación en las parcelas de los productores. En esta selección prevalecieron los criterios de color del grano, resistencia a las plagas y productividad.
De esta forma, la pérdida de la diversidad agrícola como problema identificado que incidía en las bajas producciones agrícolas de los productores y las productoras de la zona quedó resuelto con la participación de todo el campesinado y con la oportunidad que brindó el Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov al poner a disposición de los campesinos su germoplasma de frijol vigna, el cual desde hacia varios años se conservaba en cámaras refrigeradas.

Tabla1. Resultado de la selección participativa de variedades de frijol vigna.

Variedades seleccionadas Color % de selección
86 D-715……………………………..Blanco………59
86 D-3577……………………………Blanco………43
Cancarro …………………………….Blanco…….. 41
Codorní
(variedad prospectada)………..Jaspeado…….41
C-666………………………………….Negro……….35
Viñales 144-A………………………..Negro……….32

Los concursos de elaboración de platos a base de los cultivos expuestos: el espacio creado por las mujeres.

Otra de las oportunidades que brindó la feria de diversidad del frijol vigna fue el acceso de las mujeres a la pluralidad biológica para innovar en su uso a través de las prácticas domésticas de la familia. Para esto, se les brindó a las mujeres la posibilidad de que organizaran un concurso de elaboración de recetas culinarias con los frijoles que se exponían en las parcelas de las fincas campesinas.
Esta actividad, además de proporcionarles nuevos criterios de selección a las personas sobre la base de los cultivos de interés agrícola, abrió un espacio para la reflexión colectiva. La creatividad de las campesinas de la comunidad se hizo evidente y atractiva, y marcó pautas para la repetición de esta experiencia en ferias posteriores.
Las variedades seleccionadas por ser las que más gustaron para la elaboración de recetas culinarias se presentan en la siguiente tabla:

Tabla 2. Variedades seleccionadas para la elaboración de recetas culinarias.
Variedades seleccionadas .. Color .. % de selección
86 D-715 ……………………… Blanco ………30
86 D-510 ……………………… Blanco …….. 30
86 D-3577 …………………… Blanco ……… 27
Frijol garbanzo ……………. Crema ……….. 27
Cancarro …………………… Blanco ………. 19
C-666 ………………………….. Negro …….. 19
Viñales……………………….Negro ………….19

De las ferias de diversidad a las ferias de innovación local

La Feria de Innovación Local constituye un abanico de oportunidades y opciones que, indudablemente, hace aportaciones sustanciales con un carácter holístico y que se refleja mediante sus impactos a nivel comunitario.

Los aportes de las ferias

Los aportes más relevantes de las ferias se dirigen hacia las diferentes dimensiones de la vida social de la comunidad, e incluso, en algunos casos, trascienden los límites socioespaciales de la misma.
Una primera dimensión es la técnico-productiva en la que se puede visualizar los siguientes aportes:

La selección participativa de variedades

Esta es una de las nuevas opciones que ofreció la feria. Los productores y las productoras que son miembros de la comunidad pudieron seleccionar las variedades de su preferencia mediante criterios de selección que compartieron con los investigadores, investigadoras y especialistas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov, el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), la Universidad de Granma, la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF), la Delegación Territorial del MINAGRI en Granma y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Se mostraron así nuevas formas de integración de saberes de científicos y de productores y productoras.
La Tabla 3 muestra el resultado de la selección participativa de variedades de maíz. De un total de setenticuatro variedades expuestas en el campo, se seleccionaron cinco, que oscilaron entre 62% y 24% de aceptación. Los criterios que predominaron para su selección fueron el tamaño de la mazorca, la precocidad, el rendimiento y la cantidad de mazorcas por planta, en ese orden.
Lo que resultó interesante fue que los criterios de selección de variedades se vieron enriquecidos mediante la integración de juicios “técnicos o científicos” dados por los investigadores e investigadoras con los criterios brindados por los campesinos y las campesinas que participaron en la selección. Los criterios que prevalecieron entre los investigadores fueron: resistencia a enfermedades ocasionadas por plagas, duración del ciclo productivo, rendimiento por planta, entre otros. Los criterios provenientes de la experiencia y el patrimonio cultural de los campesinos y las campesinas estuvieron relacionados con el uso de variedades más relacionadas con las tradiciones alimentarias de la comunidad y más resistentes atendiendo a tradiciones relacionadas con la siembra de cultivos según las fases lunares, así como con los recursos y potencialidades de cada productor, etc.

Tabla 3. Variedades de maíz seleccionadas en campo y porcentaje de selección.
Variedades seleccionadas ……..% de selección
P-7982……………………………..62
Tuzón……………………………………59
H-10…………………………………….34
H-26…………………………………….24
Tayuyo…………………………………..24
Con ello se muestra una participación en la que el protagonismo no sólo lo tiene el investigador, como propugnaba el modelo convencional de transferencia tecnológica, sino que todos los saberes son válidos y útiles para el propósito en cuestión.

Desarrollo participativo de tecnologías agrícolas: introducción de esquemas de policultivos

En la finca La Catalina, propiedad de José Luis, uno de los campesinos más innovadores de San Apapucio, se mostraron en el marco de la feria nuevos esquemas de policultivos para el óptimo aprovechamiento del suelo. Bajo estos esquemas, en un mismo espacio se alternaban hasta tres cultivos diferentes. Así disminuían los efectos negativos de un tipo de cultivo como el maíz, que extrae grandes cantidades de nutrientes del suelo, con cultivos que aportan mayores elementos nutritivos al suelo como el frijol. Se aseguran cosechas durante todo el año, se diversifica la producción agrícola en las fincas y se mejoran las propiedades agroquímicas del suelo.
Este esquema es muy útil para pequeños productores, porque, en primer lugar, incrementan la rentabilidad de sus tierras de una forma sostenible y aumentan la biodiversidad al combinar o intercalar varios cultivos que, además de ser de interés para la alimentación de la familia, favorecen sus ingresos económicos.

Tabla 4: Comportamiento de variedades de frijol vigna en la finca de Papito de la comunidad San Apapucio.

Variedad…….Vainas……Granos……Masa de……Rendimiento
……………..por planta…por planta..100 semillas….g/planta
86 D715………12,2………97,8……..61,7……….60,44
Cancarro……..14,8……..134,0……..68,1……….91,32
IITA Precoz…..7,2……….54,0……..19,9……….10,74
Trópico Yarey..16,2………141,4……..20,5……….29,09
Cubanita……..7,6……….56,0……..23,6………132,4

Además de lo antes expuesto, y como parte del proceso de experimentación campesina, se realizó un experimento facilitado por especialistas del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov y la Universidad de Granma, y conducido por el campesino Jorge Matamoros (Papito), en el cual se evaluaron cinco variedades de frijol vigna (Tabla 4). El comportamiento de las variedades arrojó como resultado que las mejor adaptadas, según los rendimientos y los componentes descritos en la Tabla 4, fueron la Cubanita, Cancarro y 86 D715, por ese orden, con rendimientos que oscilaron entre 60 y 132 g/planta, los cuales son aceptables teniendo en cuenta que la experiencia se hizo en condiciones de secano y sin fertilización mineral.

Diversificación productiva

La diversificación no sólo se centró en el cultivo del maíz, del cual fueron exhibidas setenticuatro variedades para su selección, sino que trascendió a toda la producción de la finca, que incluía hortalizas, granos, viandas, animales (cerdos, pollos, vacas).
En tal sentido, la feria se abrió como una vía importante de acceso a la biodiversidad, con los consabidos beneficios que la misma implica. El carácter participativo le confirió rasgos distintivos que hicieron más eficientes y directos sus aportes.

Impacto social

La segunda dimensión es la social, en la que los aportes fundamentales fueron:

La feria se convirtió en un espacio eficiente para la socialización de saberes.
Se pudo comprobar que la Feria de Innovación Local es también un espacio formativo y/o educativo, que asume nuevas formas, en tanto los productores y las productoras dejan de ser actores pasivos y receptores de recetas preconcebidas en los centros de investigación por especialistas, para convertirse en facilitadores de los procesos de innovación local. De este modo, se generan procesos de aprendizaje entre los sujetos (productores/as-productores/as, productores/as-investigadores/as) que se extienden a toda la comunidad.

Tabla 5. Incremento en la diversidad de cultivos agrícolas antes de iniciar el proyecto y durante el 2007 en la comunidad de San Apapucio.
Cultivos………………Antes…………..Después
……………………..Variedades………Variedades
Yuca…………………….2………………….5
Frijol vign……………..2………………….20
Habichuelas……………0…………………1
Plátano………………..1…………………..3
Canavalia……………..0………………..1
Flor de Jamaica……..0…………………1
Pepino…………………0…………………1
Frijol Phaseolus…….2……………….116
Maíz……………………2…………………94
Tomate…………………1………………..17
Pastos…………………1…………………9

Uno de los ejemplos que ilustran lo anterior es el Círculo de Interés Pequeños Innovadores de la escuela primaria Pedro Pompa, cuyos alumnos incorporaron nuevos conocimientos y prácticas en torno a la innovación agrícola local. Los niños realizaron ejercicios de procesos de selección participativa de variedades y mostraron sus pequeñas parcelas escolares de experimentación agrícola.
De este modo, los niños y las niñas se convirtieron en motores impulsores de la innovación, atrajeron a sus padres a las actividades de la comunidad y contribuyeron —con la participación de sus maestros— a la formación vocacional desde edades tempranas con la intención de poder convertirse en hombres y mujeres innovadores y comprometidos con el desarrollo de su comunidad.

La feria constituyó un espacio para el fortalecimiento del capital social.

En el marco de las ferias son tangibles las nuevas formas de integración que se producen entre diversos actores, tanto internos como externos a la comunidad (productores, productoras, investigadores, investigadoras, decisores, académicos, comunicadores de diferentes medios de difusión, entre otros), toda vez que convergen en un mismo escenario social para realizar intercambios de experiencias en torno a los resultados mostrados.
Es importante destacar que la feria se realizó bajo un enfoque de múltiples actores en el que convergieron diversas instituciones como las ONG ACSUR LAS SEGOVIAS y Ayuda Popular Noruega (APN), el Centro Internacional de Investigación Agrícola Orientada al Desarrollo (ICRA) con sede en Holanda, la Universidad de Granma, ACTAF, ACPA, ANAP, MINAGRI, el INIA de Venezuela, entre otras, que se organizan bajo los objetivos del programa de Innovación Agropecuaria Local (PIAL) del cual forma parte el Centro Local de Innovación Agropecuaria de Granma. Este tipo de enfoque permitió una organización en forma de red que opera bajo una visión compartida de la innovación colectiva.
A esta se incorporaron nuevos productores y productoras de la comunidad. Se establecieron vínculos para el intercambio de técnicas productivas con productores innovadores de otras comunidades y se logró una mayor socialización de la experiencia mostrada, ya que la misma obtuvo una mayor difusión por parte de los medios de comunicación, reconocimiento de los decisores que participaron y de la comunidad en sentido general.
La tercera dimensión sistematizada desde la experiencia de la feria lo constituyen los espacios socioculturales, pocas veces visualizados en experiencias de este tipo, pero de gran relevancia para la institucionalización de procesos innovadores que contribuyen al desarrollo local.

Fortalecimiento de la identidadcultural comunitaria

La feria constituyó un espacio para el rescate de tradiciones, la animación sociocultural comunitaria y el fortalecimiento del capital cultural. Ejemplo de ello es que contó con espacios artísticos en los que miembros mostraron sus aptitudes y talentos, desde los niños y niñas hasta los adultos. El concurso de platos elaborados con maíz brilló por su diversidad y su calidad, y por constituirse en muestra vívida de las tradiciones culinarias y los hábitos alimentarios de San Apapucio, así como de la participación y la creatividad de las mujeres de la comunidad.
La diversificación productiva —específicamente el rescate de variedades de maíz y frijol, que eran prácticas tradicionales en la actividad productiva de la comunidad—, emergió como una experiencia cultural que incluyó nuevas actividades productivas, para cuya introducción se atendió a factores de índole económica y climatológica. No obstante, esa diversificación estaba vinculada a costumbres perdidas que, sin embargo, permanecían latentes como parte del patrimonio cultural comunitario. Rescatarlas ha sido percibido como un elemento positivo, de un valor intangible, pero altamente reconocido por los miembros de la comunidad.

Reflexiones finales

Las actividades de innovación y las ferias de diversidad son un momento de consolidación de la evidente dinámica innovadora que emergió en productores y productoras de la comunidad San Apapucio. Ello dio pautas para un fortalecimiento del proceso local de desarrollo. La experiencia se fortaleció a partir de la interacción con instituciones investigativas y académicas del territorio y otros actores que, en calidad de promotores de este tipo de experiencia, participan y/o apoyan estos procesos en la provincia.
La experiencia reafirma las potencialidades de estos tipos de procesos como nuevas formas de integrar prácticas y conocimientos para lograr respuestas creativas a situaciones de conflicto o problemas presentes en los contextos rurales locales, en lo que podemos denominar como la organización social de la innovación, cuya calidad depende de la manera en que se organizan los diferentes actores para impulsar los procesos de innovación local.
Las ferias, tanto de diversidad como de innovación, demuestran también que las nuevas nociones, creencias y prácticas innovadoras van enraizándose en el sistema cultural de los miembros de la comunidad, que establecen una relación de significado subjetivo que se concreta en nuevas y pragmáticas maneras de hacer, lo que construye una nueva institucionalidad.

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Notas:

  • El trabajo fue realizado también por María Fonseca Flores, Ramón Santiesteban Santos, Osnelis Alberto Almaguer Mojena, investigadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov y la Universidad de Granma.

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