a Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII ha publicado una declaración internacional con motivo de la reciente celebración del Sínodo de Obispos en Roma. La declaración expone fuertes reclamos al liderazgo de la Iglesia Católica en relación a temáticas vinculadas a los derechos sexuales y reproductivos, uno de los tantos puntos ávidos de una discusión franca y con sólidos posicionamientos desde el testimonio del Evangelio y las prácticas pastorales en la Iglesia.
Los y las declarantes enfatizan que las discusiones que se están llevando a cabo en los últimos sínodos convocados por el papa Francisco deben ir más allá de cuestiones relativas al matrimonio cristiano y enfrentar prácticas eclesiásticas de exclusión por razones sexistas que no encuentran basamento ni en las Escrituras ni en la historia de las tradiciones y el pensamiento cristianos. Exigen además el respeto al derecho que tiene toda persona bautizada a participar en la elaboración de la doctrina teológica y moral de la Iglesia, a ejercer la corresponsabilidad en funciones y órganos directivos dentro de la institucionalidad eclesiástica sin discriminación por razones de género, etnia o clase social.
Esta declaración no es un evento aislado. Debe comprenderse en el nuevo contexto abierto por el papado de Francisco que para muchos constituye un tiempo de renovación, de diálogo, de mirada crítica hacia la Iglesia, hacia sus enseñanzas y sus prácticas, hacia su manera de relacionarse con los principales desafíos de la humanidad actual. Como es de esperar, en un contexto tal se desencadenan numerosas expectativas que remiten no solamente a discusiones pendientes y a transformaciones necesarias dentro de la Iglesia Católica, sino que desbordan ese marco para atravesar otros reclamos y esfuerzos que el mundo de hoy proponen otros modelos económicos y políticos, otras relaciones humanas, posicionamientos radicales ante la destrucción del medio ambiente y ante toda forma de violencia y discriminación.
Este dossier de Caminos quiere unirse a este cruzamiento de voces, esperanzas, expectativas y percepciones acerca del “fenómeno Francisco”, y quiere hacerlo desde las apuestas, los sentidos y los valores que sustentan y animan el trabajo de hombres y mujeres que sueñan y trabajan por otro mundo posible donde, al decir del salmista, la justicia y la paz puedan abrazarse. El primer papa latinoamericano retoma además la savia de la tradición profética y misionera de Jesús de Nazareth, aquel que vivió entre nosotros sanando enfermos, liberando oprimidos, anunciando el Reino de Dios a los pobres y haciendo presente ese reino en gestos concretos de amor y misericordia. Esta savia es la que alimenta también la vida de Francisco de Asís, de quien el actual papa toma su nombre, un hombre que encarna una tradición muchas veces negada por la Iglesia-institución que, lamentablemente, como señala Martínez Heredia, “ha estado mayoritariamente al servicio de los poderosos, los dominadores y los explotadores de la tierra”.
Suscribimos, finalmente, la observación de Atilio Borón sobre el discurso de Francisco en el Encuentro de Movimientos Sociales en Bolivia y que tiene que ver justamente con la manera en que estamos invitados e invitadas a posicionarnos frente a la actuación del Sumo Pontífice: si el papa cree o no en su propio discurso, eso no es lo más importante. Lo importante es el proceso que está desencadenando con sus palabras y sus gestos. En las palabras de Borón:
Desde el punto de vista de la construcción de un bloque histórico anticapitalista –aunque no desde la abstracción de un juicio ético– el hecho de que Francisco crea o no en su propio discurso es irrelevante y no tiene sentido discutir aquí … El histórico discurso de Francisco en Bolivia instaló en el imaginario público la idea de que el capitalismo es un sistema inhumano, injusto, predatorio, que debe ser superado mediante un cambio estructural y que, por eso, no hay que temerle a la palabra revolución.
Dejemos que filósofos, teólogos y psicólogos se entretengan en discutir si Francisco cree o no en lo que dijo. Lo importante, lo decisivo, es que gracias a sus palabras estamos en mejores condiciones para librar la batalla de ideas que convenza a todas las clases y capas oprimidas, a las principales víctimas del sistema, que hay que acabar con el capitalismo antes que ese infame sistema acabe con la humanidad y la Madre Tierra.