Introducción
La historiografía sobre la problemática racial en Cuba no se ha detenido lo suficiente en el análisis de la actitud de las mujeres —tanto de las eurodescendientes como de las afrodescendientes— ante la problemática social y racial que, al igual que los hombres, debieron enfrentar por su origen social y el color de su piel. Sirva pues esta primera aproximación como avance de un trabajo mayor que recoge otros criterios registrados de los siglos XIX y XX, junto con otros más recientes del XXI, y que evidencia la existencia de un pensamiento negro femenino que evoluciona desde posiciones muy tradicionales sobre el papel de la mujer —y en particular de la mujer negra— hasta posiciones muy avanzadas, a tono también con los diferentes períodos históricos en que esa lucha se genera. Muchas de esas firmas necesitan ser investigadas, y en la fase final contaremos con un diccionario con todos los datos que se hayan podido acopiar. Mientras tanto, adentrémonos en algunos de los criterios que se han recogido para esta contribución.
Calixta Hernández
El hecho de que las mujeres cubanas no hayamos ejercido nunca el sufragio ni militado en las filas de la política actual, no disculpa que nos entreguemos a un criminal abandono y hagamos dejación de un derecho que es también deber, puesto que si por comodidad o por egoísmo nos abstenemos de cooperar en la lucha comicial, otros se encargarán de hacer “mangos y capirotes”, siendo nosotras responsables de lo que implícitamente propiciemos con nuestra abstención.
Otro aspecto del panorama cubano en que el sufragio nos ofrece la oportunidad es el asunto de la discriminación racial. Las mujeres, conscientes de nuestra misión, trabajaremos fuertemente para que triunfen aquellos elementos de todas las razas que, demás de honrar a Cuba por sus merecimientos, sean capaces de experimentar y de poner en práctica el postulado de la fraternidad universal que alienta en los pechos de bien nacidos…
(“La mujer y la política”, Adelante, no.3, agosto de 1935, p. 19; no.4, septiembre de 1935, pp.7, 20)
En el ambiente acogedor del Club Atenas celebróse en días pasado una importante reunión con el fin de dejar constituida la directiva de una nueva colectividad denominada Sociedad de Estudios Afrocubanos, cuya finalidad es propender a un mayor acercamiento y confraternidad entre las dos razas que forman la gran familia cubana tomando como base para esa labor el estudio sereno y concienzudo de las características y circunstancias determinantes de la tan descartada cuestión racial.
Si dos razas, extranjeras ambas, puesto que ni la blanca ni la negra son producto de este suelo, han medrado y viven aquí ¿qué derecho ni que razón tiene una de ellas para negar la otra la igualdad en todos los aspectos de la vida? Bien es cierto que el origen de ambas no es el mismo, pues mientras unos somos descendientes de los oprimidos, los otros son hijos de los opresores; pero aquella circunstancia de la cual ni unos ni otros somos culpables, no tiene ni debe tener ya otra concreción que la que se refiere exclusivamente a los valores históricos, fuentes de experiencias para el porvenir.
(“La mujer opina”, Adelante, 1937)
Ana Hidalgo Vidal
Rompamos con la imitación. Obremos con la conciencia necesaria en todos nuestros actos y procuremos imitar cuanto honra y enaltece.
(La Prensa, 9 de septiembre de 1915, p.8)
Arabella Oña Gómez
…Aún en la actualidad, en que el negro está al nivel cultural de la razas más civilizadas, es repudiado del seno de la sociedad. Pero es hora ya de que la igualdad se establezca para todos, que la justicia no se determine por el color de la piel, sino por las cualidades de la justicia.
(“La inteligencia negra”, Adelante, no. 34, marzo de 1938)
Silvina Palacios Hernández
Los problemas que confronta aquí en Cuba la raza negra son muchos; pero tal vez uno de los más destacados y que más afectan sea, sin lugar a dudas, la discriminación que ejerce sobre su raza el propio negro.
Como consecuencia de esto tenemos que soportar que cuando se diga negros, entremos todos en general sin excluir a ninguno porque nos ponen a todos al mismo nivel (aunque les conste que no todos somos iguales), pero pagamos justos por pecadores.
Los culpables de esto son los que nunca se molestan en hacer un esfuerzo siquiera por ser algo aunque tengan la oportunidad.
Los que siempre tienen preparados el “si yo hubiera estudiado supiera más que ese o aquel, pero tuve que empezar a trabajar desde niño”.
Los que todo lo critican y nada hacen; los que dicen que no se matan estudiando como fulano, porque total, no ha sacado nada más que el título, y total, se está muriendo de hambre:
… y los que piensan que negro con título para qué, ya que con poder conseguir un trabajo y ganar para comer, vestirse (aunque sea a medias) y bailar ya es suficiente.
No se pretende que todos los negros sean letrados, no, pero sí que de acuerdo con sus medios, cada uno sea, niño o niña —ya que desde aquí se empieza— hombre o mujer, trate de ser no un negro más simplemente, sino un negro que ha mejorado en decencia, educación y moralidad que bastante falta está haciendo ya hace rato y con esto, está contribuyendo al mejoramiento de su raza.
(“Eclipse racial”, Nuevos Rumbos, diciembre de 1948, pp. 24, 26)
Carmen Piedra
Vergüenza da el estado de retraimiento en que está la mayor parte de la raza negra de esta localidad. Tal parece que los tienen metamorfoseados para que no comprendan la razón que tienen para formar solos en un Partido y reclamar los derechos que por justicia nos corresponden.
(“Habana”, Previsión, 7 de abril de 1910, p. 5)
Crueles perseguidores amenazan con destruir el Partido que lleva el hermoso título de Independientes de Color, pero no temáis, ¿acaso tendrían más poder unos cuantos débiles que una pléyade de hombres fuertes?
(“Hay que tener calma”, Previsión, 15 de abril de 1910, p.5)
El negro sabe llevar los dolores de la vida, armado con el amor que profesa a su raza y a su patria ¡Y sabe también el solo temor que inspira el Partido Independiente en el no prestarse útil para las ambiciones y vanos placeres de los preocupados que no recompensan ni aprecian las grandes obras!
(“¡Horror a la mentira!”, Previsión, 24 de abril de 1910, p.5)
Inocencya Siveira
Tenemos derecho a la igualdad y la solicitamos. No importa que la reclamemos y la proclamemos en voz baja o dando retumbantes gritos para que mejor se nos oiga. (Diario de la Marina, 10 de febrero de 1929, p. 6)
Cloris Tejo Hernández
En Cuba los negros tienen que celebrar un congreso y creí que era este el ansiado, pero la realidad palpada en aquella reunión es suficiente para demostrar que sí ha sido un congreso, pero no un congreso de carácter general y amplio que abarque el problema fundamental de la raza negra, sino un congreso para una capa social negra determinada. No es que quiera negar en forma alguna que allí se trataran problemas de interés para el negro, sino simplemente significar que no se tuvo en cuenta la situación moral, económica y social del negro…
Nadie puede negar que ninguna mujer es más celosa de su hijo ni soporta más la miseria antes de lanzarse a limosnear que la mujer negra, pero que desafortunadamente esta recibe no solo la discriminación de parte del blanco ignorante, sino también del negro que escala dos peldaños de la política y el saber…
…La Convención Nacional de Sociedades Cubanas ha tomado medidas para atacar la enfermedad sin tener en cuenta las causas que la originan… Nadie tiene derecho a condenar un mal si antes no proporciona los medios para evitarlo, y este es un mal que si no puede extirparse de raíz, sí puede ser aliviado con un poco de interés y sacrificio.
Todo esto se demuestra con el acuerdo de prohibir de que los menores de doce años se dediquen a la venta de periódicos, medida más que absurda… nada hubo allí que vislumbre remotamente la idea de pensar en el negro propiamente dicho que no tiene ni siquiera oportunidad para pensar que se le discrimine.
Mujeres negras y blancas: esto nos demuestra que, así como la liberación de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos, también la liberación moral y económica del negro pobre ha de ser la obra de los negros pobres mismos.
(“En torno a la Convención de Sociedades Negras”, Adelante, no. 34, marzo de 1938, p. 5)
…voy a tratar sobre la convención para arrancar de cada mujer NEGRA o BLANCA, CASADA o SOLTERA, pero ante nada mujer-madre, un voto de admiración y simpatía para la Convención Nacional de Sociedades Negras, que supo hacerse eco y acoger con entusiasmo la moción presentada por la Delegación de Camagüey en la cual se pedía la equiparación Jurídico–Social de la mujer y el hombre y lo que es más interesante para nosotros, la desaparición de los hijos jurídicos.
(“En torno a la Convención de Sociedades Negras”, Adelante, no. 35, abril de 1938, p. 7)
La discriminación actual del negro obedece a un plan preestudiado por los explotadores de la humanidad para debilitar el movimiento revolucionario internacional, pero el intento fracasa porque la raza negra, sin dejarse humillar, sin abrazarse al cañón, actúa y quizás despierta y diga a donde hay que ir porque si es cierto que la civilización actual está saturada de su valioso aporte, no lo es menos que la dirigen y administran los blancos esclavistas, y, sus procedimientos no pueden ser más salvajes e inhumanos, tanto para el negro como para el blanco pobre.
Existe la cruel y mezquina tendencia de entronizar la división entre blancos y negros pobres para que estos, más divididos aún, puedan hacer más plácida la vida del régimen capitalista, que pocos años le quedan de vida (si es que son años.)
Orgullosos deben vivir los descendientes de una raza que a cambio de esclavitud dio libertad, bienaventurados los que se han envilecidos en el torbellino de maldades y pasiones de la civilización actual, los que mejor interpretan la civilización del porvenir cuya divisa ha de ser confraternidad y justicia social.
(“Consideraciones sobre el problema racial”, Adelante, no. 36, mayo de 1937, pp. 9, 20)
No es mi propósito hacer consideraciones sobre el “estatus” de indefensión en que se encuentra en Cuba la raza negra, por falta de apoyo por parte del Estado; así como tampoco sobre la situación de penuria y miseria en que vive el 80% de su conglomerado, porque la realidad es tan pavorosa, los hechos se pronuncian con caracteres tan sensibles y a nuestro alrededor que huelga el comentario.
Ante esta realidad que cada día se incrementa más y que ha sido motivo de honda preocupación para un corto número de ciudadanos que desde hace años vienen luchando activamente porque desaparezca esta inferioridad y discriminación de que son víctimas la raza negra en Cuba, yo les pregunto a esos señores que forman la Convención Nacional de Sociedades Cubanas, que ahora cuando más intensa debe ser la lucha, a fin de adoctrinar a nuestras masas y educarlas, ¿qué hacen? ¿Qué hace las Federaciones Provinciales a excepción la de Oriente?
(“La Convención de Sociedades ante la Constituyente”, Adelante, no. 37, junio de 1938, p.4)