En octubre del 2006, la Unión Europea (UE) anuncia una profundización de su estrategia de política comercial al lanzar el documento “Una Europa global – compitiendo en el mundo”, el cual plantea nuevas metas para su política de comercio exterior y busca de manera agresiva una completa desregulación de los mercados a favor de las grandes empresas europeas, planteando como mecanismo principal para alcanzar sus objetivos la firma de Tratados de Libre Comercio (TLC). En ese documento se hace explicito que la UE busca, ante todo, mejorar la competitividad de las empresas europeas en el mundo, así como que “los nuevos TLC impulsados por la competitividad deberían ser globales y ambiciosos en su ámbito de aplicación, y tener como objetivo el grado más elevado posible de liberalización comercial, incluida una amplia liberalización de los servicios y la inversión”. Si bien esta nueva estrategia trae efectos para muchos países y regiones en desarrollo así como para la propia Europa, este artículo se enfocará en concreto en sus impactos en la América Latina y el Caribe.
Breve recuento del estado de las relaciones comerciales entre la UE y la América Latina y el Caribe
La América Latina y el Caribe han estado en el centro de atención de la UE desde hace más de cuatro décadas. Sin embargo, los años noventa marcan un cambio en la relación de la UE con la región. Antes de eso, las relaciones se concentraron en problemas de carácter político y de seguridad. Los noventa, como se decía, abren una nueva etapa, particularmente marcada por el fin de la “década perdida” y la adopción por parte de los países latinoamericanos de las políticas neoliberales dictadas por el Consenso de Washington que condujeron, principalmente, a una apertura unilateral de los mercados latinoamericanos y a una ola de privatizaciones de las empresas públicas. La suma de estas circunstancias dejó en claro que la América Latina y el Caribe se habían convertido en un polo dinámico con un gran potencial de desarrollo futuro para el comercio, la inversión y la transferencia tecnológica europea.
Con el objetivo de beneficiarse de esta situación, la UE ha buscado, desde entonces, la liberalización comercial y la desregularización de las inversiones en los mercados latinoamericanos. Este objetivo ha sido perseguido por medio de una estrategia de varios niveles: multilateral, en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC); regional y bilateral, por medio de los Acuerdos de Libre Comercio y los Tratados Bilaterales de Inversiones y Comercio de Servicios.1 En general, el alcance de los acuerdos birregionales (UE-Mercosur, por ejemplo) y bilaterales (UE-México, por ejemplo) incluyen temas que los países subdesarrollados aún no han aceptado incluir en la agenda de la OMC, como, por ejemplo, los “temas de Singapur”.2
A partir de mediados de los noventa, la UE comienza a firmar TLC con países de la región. Los mismos se han denominado Acuerdos de Asociación, ya que los capítulos de comercio e inversiones se presentan en un marco más amplio que incluye capítulos sobre cooperación y desarrollo, y tienen un enfoque de cohesión social y diálogo político. Al incorporar estos elementos, que permiten mantener una retórica de objetivos de desarrollo social, y a partir de la nueva denominación de los acuerdos, la UE logró evitar que los mismos fueran considerados TLC, los cuales son objeto de una generalizada resistencia en la región latinoamericana y caribeña. Los primeros Acuerdos de la UE en este marco fueron con México (2000) y Chile (2002), además de la negociación con la región del Mercosur (que incluía en esa época a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Esta selección no fue hecha al azar. Para la UE, la región del Mercosur era clave, ya que no sólo era el bloque más dinámico de la región, sino que, además, incluye a dos de los mercados emergentes más prominentes de la América Latina. Asimismo, los tratados con Chile y México perseguían el objetivo estratégico de evitar el desplazamiento comercial que se preveía iba a causar la firma de TLC entre esos países y los Estados Unidos. Las negociaciones con el Mercosur, comenzadas en 1999, se estancaron en octubre del 2004,3 y a pesar de varios intentos de ambas partes por desbloquearlas, hasta el día de hoy no se prevé la conclusión de un acuerdo en el corto plazo. Con México y Chile la situación fue la opuesta: las negociaciones con México se iniciaron en 1997 y llevó menos de tres años concluir el tratado, el cual fue firmado en marzo del 2000. Así, México se convertía en el primer país de la América Latina en firmar un acuerdo de asociación con la UE. Por su parte, Chile y la UE también negociaron las pautas del acuerdo de asociación de manera acelerada y simplificada: las negociaciones comenzaron en 1999 y el documento final del acuerdo se firmó en el 2002.
A su vez, La UE está negociando actualmente un Acuerdo de Partenariado Económico (EPA, por sus siglas en inglés) con los quince países caribeños reunidos en CARICOM, más la República Dominicana. Este es uno de los EPA que la UE negocia actualmente con países de Africa, el Caribe y el Pacífico (los llamados países ACP). Los EPA, mas allá de las afirmaciones de la UE de que son instrumentos para el desarrollo, también son claramente tratados de libre comercio, que exigen apertura de mercados y liberalización sobre la base del principio de reciprocidad. Las negociaciones de los EPA comenzaron en septiembre del 2002, y, en particular las negociaciones con los países del Caribe se iniciaron en abril del 2004. Se planea que concluyan a fines del 2007, pero la resistencia que han logrado llevar a cabo algunos de los países ACP y las organizaciones de la sociedad civil reunidas en la campaña Stop EPAs (Dentengamos los EPA)4 permite vislumbrar un posible revés a los planes de la UE.
Este panorama de agresiva penetración comercial y de inversiones en la América Latina y el Caribe se completó en el 2006 cuando la UE se dispuso a iniciar las negociaciones de dos nuevos acuerdos de asociación con la Comunidad Andina de Naciones (integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú) y la región de la América Central (integrada por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) más Panamá.
El comienzo de estas negociaciones se enmarca en la nueva estrategia de la UE, delineada en la comunicación “Europa global: Compitiendo en el mundo”. En ese documento, la UE delinea los aspectos externos de la competitividad europea y presenta una estrategia de comercio exterior mucho más agresiva, la cual revela tanto en su lenguaje como en los objetivos descritos.5 Los detalles de esta estrategia se analizarán más adelante.
La UE intenta disfrazar sus estrategias y diferenciarse de los Estados Unidos
Hay que señalar que el cambio de estrategia de la UE en los noventa coincide con el momento en que los Estados Unidos se lanzan ferozmente a consolidar sus vínculos comerciales con la región mediante acuerdos comerciales que pretenden integrar las economías de la América Latina en el modelo de globalización neoliberal liderada por las empresas. En 1994, comienzan en Miami las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), pero también en esa fecha se concreta el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Luego, en junio del 2003, los Estados Unidos firman un TLC con Chile, y en el 2005 terminan de negociar el TLC República Dominicana-América Central (conocido comúnmente como DR-CAFTA), el cual ha sido ratificado por todos los países menos Costa Rica. En ese contexto, la UE adopta una táctica defensiva para tratar de contrarrestar el peso de los Estados Unidos en la América Latina.
La intensificación de la competencia entre los Estados Unidos y Europa desempeñó un papel central en las motivaciones de la UE para firmar acuerdos con determinados países y no con otros. Por otro lado, esa competencia entre gigantes impulsó a la UE a intentar diferenciar su enfoque sobre libre comercio del de los Estados Unidos. Esta estrategia de diferenciación tiene que ver tanto con la retórica que se utiliza como con el estilo de las propuestas europeas hacia la América Latina. La UE alega que los acuerdos bilaterales y birregionales son “instrumentos para el desarrollo” y de esa manera logra el efecto deseado: al comparar la política de la UE con la de los Estados Unidos, los gobiernos y los pueblos latinoamericanos y caribeños vieron en la UE, por mucho tiempo, a una potencia benigna con propuestas de acuerdos que, si bien incorporaban capítulos comerciales, también incluían muchos otros elementos (intercambios culturales, paz, cooperación, democracia, derechos humanos…) destinados al “desarrollo”. Esta estrategia de la UE cosechó resultados durante largo tiempo, ya que no fue hasta entrado este siglo cuando, primero los movimientos sociales, las organizaciones de la sociedad civil y aun los sindicatos latinoamericanos, y luego también algunos gobiernos, despertaron al hecho de que la agenda comercial y de inversiones de la UE, aun cuando venga disfrazada de una retórica desarrollista, puede contener medidas incluso mas perjudiciales que las negociaciones desarrolladas con los Estados Unidos.
El análisis de los componentes de “desarrollo” incluidos en los acuerdos de asociación de la UE con los países y los bloques regionales de la América Latina y el Caribe, llámese integración regional, cooperación para el desarrollo o diálogo político y cohesión social, muestra que la alternativa europea se diferencia muy poco del programa de libre comercio de los Estados Unidos, dado que todos estos elementos son usados principalmente como instrumentos para avanzar y asegurar una mayor liberalización de los mercados, y para reforzar los intereses comerciales y de inversiones de las empresas transnacionales europeas.
Integración Regional
La UE promueve la firma de acuerdos con regiones en vez de países aislados. Asimismo, parte de la cooperación que otorga se destina al apoyo de los procesos de integración regional. El argumento generalmente empleado por la Comisión es que el fomento de la integración regional ayuda a los países a promover la estabilidad, el progreso y el desarrollo sustentable en la región, así como a una mejor inserción en la economía mundial, al desarrollar economías más amplias y estables y favorecer el clima para la atracción de inversiones. De hecho, la Comisión sostiene que el fortalecimiento de la integración regional es su principal interés en las negociaciones con la América Central y la Comunidad Andina, con quienes la Comisión dice no estar interesada sino en la promoción del desarrollo, ya que los mercados de ambas regiones son marginales para la UE. Sin embargo, una lectura entre líneas de los argumentos utilizados por la Comisión indica que las razones por las cuales la UE prefiere negociar con bloques son, por un lado, que negociar con un bloque, en vez de país por país, le permite a la UE cubrir zonas amplias en menor tiempo y reducir los frentes de negociación; y por otro, que promover zonas de libre comercio con un arancel común en la región, le asegura a la UE un mercado ampliado, lo que implica mayores beneficios para las empresas europeas.6
Diálogo Político
El capítulo sobre diálogo político incluido en los acuerdos se centra, por lo general, en el establecimiento de mecanismos de diálogo con el propósito de promover el entendimiento mutuo y alcanzar convergencias en el posicionamiento ante temas internacionales, aumentar la seguridad y la estabilidad regional, prevenir y resolver los conflictos y fortalecer la democracia. Cubre temas como democracia, derechos humanos, lucha contra las drogas, guerra contra la corrupción, inmigración y terrorismo. Sin duda, todos estos elementos son de vital importancia, pero mientras que los capítulos sobre comercio están desarrollados al detalle y son extensivos en sus demandas, en las cláusulas sobre derechos humanos y sociales y los estándares de medio ambiente estos son simplemente mencionados sin ningún desarrollo acerca de los mecanismos para instrumentarlos, por lo que la experiencia ha demostrado su inaplicabilidad.7
Cooperación
La Ayuda al Desarrollo (AOD) que la UE incluye como parte de los acuerdos no sólo es marginal en la mayoría de los casos, sino que además ha sido instrumental a intereses comerciales y de inversión: durante la ultima década, la asistencia a los proyectos de desarrollo social y rural ha disminuido, para concentrarse en la cooperación técnica y financiera, la cual ha contribuido a crear la infraestructura que facilitaría, luego, la entrada de inversiones y productos europeos al mercado latinoamericano.8
Si los elementos “no comerciales” incluidos en los acuerdos y promocionados por la UE como promotores del desarrollo y como la gran diferencia que guardan estos acuerdos con los impulsados por los Estados Unidos son en realidad facilitadores del capítulo sobre comercio e inversiones en algunos casos, o letra muerta en otros; y si las demandas económicas de la UE no difieren de manera significativa de la agenda estadounidense en amplitud y profundidad, ya que ambas potencias buscan apertura, liberalización, desregulación y privatización significativas de los mercados así como protección para las inversiones de sus empresas transnacionales que operan en la región latinoamericana y caribeña, podemos ver con claridad que los TLC impulsados por la UE no difieren en la práctica, en sus intereses y objetivos, de los TLC impulsados por los Estados Unidos. No debemos dejarnos engañar por su retórica de desarrollo.
Por el contrario, los TLC de la UE y de los Estados Unidos siguen la misma lógica: salvaguardar sus adquisiciones de mercado, asegurar oportunidades para su futura penetración de los mercados y minimizar los riesgos de sus inversionistas.
La política comercial de la UE en la región debe ser entendida contra este telón de fondo. La región de la América Latina y el Caribe es de importancia estratégica tanto para los Estados Unidos como para la UE. Los Estados Unidos buscan afianzar su hegemonía en su “patio trasero”. Para la UE, los mercados latinoamericanos y caribeños les ofrecen importantes oportunidades a las empresas transnacionales europeas. Por otro lado, los crecientes vínculos de la América Latina con Asia, en especial con China, la convierten en un mercado de mayor importancia estratégica.
La estrategia de Europa Global: desenmascarando la agresiva agenda comercial europea
La comunicación de la Comisión Europea emitida en octubre del 2006 vincula la política de comercio exterior de la UE con su agenda de liberalización interna. La misma es una reafirmación de la agenda neoliberal de Lisboa, plan aprobado por la UE en el 2000 en el que se trazó el objetivo estratégico de convertir la economía de la Unión en “la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, antes del 2010, capaz de un crecimiento económico duradero acompañado por una mejora cuantitativa y cualitativa del empleo y una mayor cohesión social”.
En la comunicación de octubre se hace explícito, por primera vez, que uno de los objetivos centrales de la UE es mejorar la competitividad de las empresas europeas en el mundo. En un discurso pronunciado en Berlín, Peter Mandelson, comisario de comercio de la UE, al referirse a la nueva estrategia, se preguntaba: “¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a los aspectos externos de la competitividad?” E inmediatamente se respondía: “Nos referimos a poder garantizar que las empresas europeas competitivas, respaldadas por las políticas internas adecuadas, deben poder ganar acceso a los mercados mundiales y operar en ellos con seguridad. Esa es nuestra agenda”.9 La red paneuropea Seattle to Brussels (S2B) –compuesta por más de setenta organizaciones de dieciséis países– sintetizó claramente la esencia de este documento: “La estrategia propuesta se reduce, fundamentalmente, a lo siguiente: si la UE desea mantener su competitividad en el mercado mundial, debe intensificar sus esfuerzos para crear oportunidades para sus empresas en el exterior, apuntando especialmente al entorno normativo en terceros países”.10
Esta estrategia propone los tratados de libre comercio como principales instrumentos para lograr los objetivos planteados, y particularmente identifica que los mismos deben estar concentrados en países y regiones consideradas emergentes, y con mercados con potencial para la penetración y el mejor desempeño de las empresas europeas. Sin dejar completamente de lado las negociaciones multilaterales en el marco de la OMC, la UE hace con este documento una apuesta clara por la vía bilateral para lograr sus objetivos de amplia liberalización. Esto se debe principalmente al fuerte lobby empresarial europeo ante el lento avance y posterior estancamiento de las negociaciones multilaterales desde julio de 2006, así como a la imposibilidad de incluir temas considerados claves para las empresas en la Ronda de Doha.
La estrategia no se reduce a mencionar los TLC como instrumentos idóneos, sino que desarrolla de manera extensa el alcance y las áreas que estos TLC deben cubrir. La Comisión establece: “En cuanto al contenido, los nuevos Acuerdos de Libre Comercio impulsados por la competitividad deberían ser globales y ambiciosos en su ámbito de aplicación, teniendo como objetivo el grado más elevado posible de liberalización comercial, incluida una amplia liberalización de los servicios y la inversión”.11 No queda duda de que lo que la UE persigue son Acuerdos OMCplus,12 que incluyan todos los llamados temas de Singapur. En palabras del mismo Peter Mandelson,
En el caso de nuestros objetivos de competitividad, que son el foco de esta comunicación, necesitamos ir mas allá del nivel actual de lo que puede lograrse en el marco de la OMC en términos de la profundidad de la reducción de aranceles; y resulta clave incluir temas que no forman parte de la agenda de la OMC o que aún no han sido cubiertos suficientemente por la misma: barreras no arancelarias, reglas sobre competencia, inversiones y compras del Estado, mayor liberalización de los servicios, tan importantes para la economía europea y para el crecimiento de los países en desarrollo.13
Son varias las prioridades identificadas como claves en las que la UE se plantea presionar intensamente hasta asegurar nuevas oportunidades de mercado para sus empresas.14 Además de asegurar el acceso a mercados para odos sus bienes y servicios y no aceptar concesiones menores a las que estos países ya hayan otorgado en otros acuerdos comerciales (por ejemplo, en el caso de Centroamérica, la UE no aceptaría concesiones menores que las otorgadas por los países centroamericanos en el marco del CAFTA), la UE incorpora en su agenda una actitud mucho mas agresiva y ambiciosa respecto a ciertos elementos que antes se encontraban presentes pero no con la misma intensidad:
Barreras no arancelarias a las exportaciones e inversiones de la UE
Las barreras no arancelarias al comercio y las inversiones se refieren al entorno normativo de los países, y generalmente incluyen los requisitos sanitarios y fitosanitarios, barreras técnicas al comercio, restricciones en las compras gubernamentales, y derechos de propiedad intelectual que los países implementan para proteger sus economías. En esta comunicación, la UE deja en claro que, además de las barreras arancelarias que la UE generalmente busca reducir en sus tratados, los nuevos acuerdos bilaterales buscan activamente asegurar que las normas no arancelarias en los países y regiones del Sur sean lo menos discriminatorias y menos restrictivas posible, para facilitar de esta manera las operaciones de las empresas europeas.
Acceso a materias primas
Con el objetivo de aumentar el acceso de la UE a las materias primas (energía –en particular petróleo y gas–, metales, productos agrícolas, etc.), la UE busca, mediante los acuerdos, la completa eliminación de los impuestos a la exportación y otras restricciones a la exportación que los países del Sur emplean para asegurar que sus recursos naturales sean usados para su propio desarrollo. En el anexo a la comunicación se especifica: “A no ser que se encuentre justificado por razones de seguridad o medio ambiente (…) todas las restricciones al acceso a los recursos deben ser eliminadas”.15
Acceso a compras del Estado
Entre los diferentes temas que se identifican como “relacionados con el comercio” (también conocidos como temas de Singapur), uno en particular se menciona en la comunicación de la UE como prioridad absoluta: las compras gubernamentales.
Las licitaciones públicas y las compras gubernamentales son instrumentos claves que las naciones se reservan para poder fomentar el desarrollo económico y social. El gasto en compras gubernamentales recae en una gran variedad de sectores: salud, transporte, educación, energía, agua, construcción, comunicaciones, etc. Las compras de los gobiernos tienden a comprender un porcentaje mayor del PIB de un Estado que el valor total de las exportaciones. Esta capacidad de los Estados de formular e implementar políticas públicas para fomentar el desarrollo desde los ámbitos nacionales, estatales y locales se verá tremendamente limitada en el caso de desregulación de este sector como la UE demanda.
Derechos sobre la propiedad intelectual
Otra de las demandas claves de la UE expresadas en esta comunicación es la puesta en práctica de un control estricto para la protección de los derechos sobre la propiedad intelectual.
Las grandes beneficiarias de este proceso serán, sin duda, las mayores empresas europeas. De hecho, esta nueva estrategia de la UE fue redactada en consulta directa con los grupos de lobby empresariales, que se sienten plenamente satisfechos con los elementos incorporados en la comunicación, como manifestó, por ejemplo, el presidente de la Unión de las Confederaciones de Industriales y Empleadores de Europa (UNICE).16 Estos beneficios y privilegios se darán, como indica la red S2B, a costa de los pequeños productores, los campesinos, los trabajadores y el medio ambiente.17
Una estrategia de resistencia birregional: la red Enlazando Alternativas
Las relaciones entre la UE y la región latinoamericana y caribeña se encuentran en una coyuntura particularmente importante, la cual enfrenta a la sociedad civil de ambas regiones con el gran desafío no sólo de responder a los acuerdos actuales, sino de buscar respuestas birregionales para los mismos. Este escenario ha reforzado la importancia de una cooperación política entre movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil que trascienda las fronteras regionales, con el objetivo de impulsar procesos de integración desde los pueblos y para la defensa y protección de sus intereses.
Responder a esta nueva coyuntura demandaba una voz diferente. Es así que surge una nueva alianza entre los pueblos de la UE y la América Latina y el Caribe, que tiene su base en los conceptos de paz, democracia participativa, justicia social, derechos humanos y el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Nace así la red birregional Europa-América Latina y el Caribe Enlazando Alternativas18 como un espacio que vincula las luchas actuales, las emergentes resistencias populares y las visiones sobre alternativas de ambas regiones. Se crea para incrementar las resistencias al “proyecto europeo”, a los acuerdos de asociación, a las empresas transnacionales con base en la Unión Europea y a las políticas internacionales de “libre” comercio, así como para proponer alternativas.
La red se inició formalmente en Guadalajara, durante el Encuentro Enlazando Alternativas, organizado en ocasión de la tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE, América Latina y el Caribe en mayo del 2004. La creación de la red Enlazando Alternativas abre un nuevo capítulo en las relaciones entre los pueblos, ya que integra a organizaciones de la sociedad civil de la América Latina y el Caribe con sus pares europeos en un espacio político de acción común en el que pueden participar movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de derechos humanos, sindicatos, agricultores, organizaciones políticas, organizaciones de defensa del medio ambiente, comunidades indígenas, organizaciones de emigrantes y refugiados, hombres y mujeres de ambos continentes.
Siguiendo la experiencia de Guadalajara, la recién creada red birregional comenzó la preparación del Encuentro Social Enlazando Alternativas 2 (EA2) que se realizó en Viena en mayo del 2006 en ocasión de la cuarta Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y América Latina y el Caribe.
La red birregional reconoció que la mayoría de los problemas más urgentes de los pueblos de ambas regiones están atravesados y condicionados por la presencia y el accionar de las empresas transnacionales. Por ese motivo, la red, junto con el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP)19, celebraron una sesión del Tribunal sobre Políticas Neoliberales y Transnacionales Europeas en la América Latina y el Caribe, en la que más de cincuenta organizaciones expusieron las violaciones a los derechos humanos, sociales, ambientales y económicos perpetrados por alrededor de veinticino empresas transnacionales con base en la Unión Europea y sus subsidiarias (Repsol, Unión Fenosa, Suez, Unilever, Shell y bancos europeos como ABN-AMOR, entre otras).20
El Tribunal de Viena visibilizó la enorme diversidad de sectores afectados por las transnacionales. La representatividad geográfica y sectorial dio cuenta de una realidad muy extendida y demostró que las empresas transnacionales desempeñan un papel central en el paradigma neoliberal. Los casos reflejaron también la presencia masiva de empresas, principalmente en sectores como los servicios públicos (agua, transporte, energía), las finanzas, los agronegocios, la infraestructura, la tecnología, el turismo y los recursos naturales (minería, hidrocarburos, etc.). Cada uno de los casos demostró que las empresas necesitan de una arquitectura legal y política para operar con impunidad.
El FMI, el Banco Mundial, la OMC, los tratados de libre comercio y de inversión, el lobby ilegal y sistemático ante las instituciones de la UE, la corrupción, los sistemas legales nacionales, así como varios de estos componentes juntos y reforzándose entre sí, crean las condiciones para la entrada, permanencia e impunidad de las transnacionales denunciadas ante el Tribunal.
Partiendo del trabajo, las luchas y las experiencias que llegaron a Viena, aparecen tres temas prioritarios que conforman el marco de atención de la red:
· tratados de libre comercio (acuerdos de asociación)
· empresas transnacionales europeas
· integración regional alternativa
Con más de dos años de existencia, la red birregional UE-América Latina y el Caribe se ha posicionado como espacio político y de movilización birregional, pero sigue en proceso de fortalecimiento y crecimiento constantes. En el marco de los acuerdos que se pretende hacer avanzar durante el 2007, la red prepara movilizaciones en los casos presentados contra las transnacionales (por ejemplo, una próxima audiencia contra Unión Fenosa en Nicaragua) y desde ya contribuye a dar un impulso significativo a la preparación del Encuentro Enlazando Alternativas 3, a celebrarse en mayo del 2008 en Lima.
Este esfuerzo para avanzar en un tejido de relaciones que transformen las actuales políticas neoliberales tanto en la América Latina y el Caribe como en la UE, es el aspecto esencial para que múltiples movimientos sociales y organizaciones de ambas regiones avancen conjuntamente en la definición de planes de resistencia y en la formación de un espacio social y político que permita la defensa y la construcción de alternativas populares para un verdadero marco de políticas de apoyo y solidaridad, sobre la base del respeto, la autonomía y la soberanía de los pueblos.
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Notas:
1—Peter Fuchs y Klaus Schilder: “Watch out beyond the WTO: The EU’s Aggresive Multi-level Agenda”, 2004. Disponible en: http://www.weed-online.org/themen/54077.html.
2—Los llamados “temas de Singapur” incluyen las inversiones, la competencia, la transparencia en las contrataciones públicas y la facilitación del comercio. Estos temas se introdujeron en la Primera Conferencia Ministerial de la OMC realizada en Singapur en 1996, de ahí su nombre. Desde ese momento, la mayoría de los países subdesarrollados se ha opuesto a negociarlos en el marco de la OMC, lo cual ha chocado con la insistencia de la EU y los Estados Unidos, entre otros, para que fueran incluidos. Este choque de intereses y posiciones se considera uno de los motivos del fracaso de la Quinta Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún.
3—El principal tema de desacuerdo ha sido el capítulo agrícola y, en particular, la falta de respuesta por parte de la UE a las demandas del Mercosur de reducir los subsidios en este sector.
4—Para más detalles sobre la campaña Stop EPAs, ver www.stop-epa.org.
5—La comunicación oficial del 4 de octubre presenta una versión diluida del borrador elaborado previamente por la Dirección General de Comercio Exterior de la Comisión (DG Trade). El borrador de dicho documento, que contiene de manera más directa y franca todos los intereses de la UE, puede consultarse en inglés en http://www.s2bnetwork.org/download/globaleurope_draft.
6—Marc Maes: “The EU Approach to Bilateral Negotiations. A Quick Snap Shot”, 2006. Disponible en www.tni.org/docs.
7—Para un caso que revela cómo el capítulo de diálogo político, y en particular la Cláusula Democrática, han sido completamente ignorados en el Acuerdo Global Unión Europea-México, ver R. Reveles y M. Pérez-Rocha: “Siete años del Tratado Unión Europea-México (TLCUEM): una alerta para el sur global”, Transnational Institute, junio del 2007. Disponible en www.tni.org.
8—Un ejemplo claro de esta maniobra se señala en Jean Grugel: España, la Unión Europea y América Latina: gobierno de identidad en la creación del “nuevo” interregionalismo, Documento de Trabajo, Real Instituto Elcano, Madrid, p. 3. Disponible en http://www. realinstitutoelcano.org/documentos/27.asp. Grugel afirma que “más del 50% de la financiación de la UE a Argentina entre los años 1990 y 1998 consistió en formas de cooperación económica diseñadas para aumentar la presencia inversora europea en ese país”.
9—Peter Mandelson: “Remarks to the International Trade Committee of the European Parliament”, audiencia ante el Parlamento Europeo sobre Europa Global, Bruselas, 10 de octubre del 2006 Disponible en: http://ec.europa.eu/commission_barroso/mandelson/speeches_articles/sppm119_en.htm.
10—Red Seattle to Brussels: “Llamada a la sociedad civil europea”, noviembre del 2006. Disponible en: www.s2bnetwork.org/download/globaleurope_s2balert_nov06_es.pdf?id=176.
11—Comisión Europea: “Europa Global: Compitiendo en el mundo. Una contribución al crecimiento y la estrategia de trabajo de la UE”, anexo a la comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones, 4 de octubre del 2006, p. 10. Disponible sólo en ingles en: http://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2006/october/tra-doc_130370.pdf.
12—La expresión “OMC plus” surgió de la Declaración de San José, que establece que los acuerdos establecidos fuera del marco de la OMC deben ir más allá de lo previsto en el seno de la organización. Esto es, el nivel de las concesiones y exigencias debe superar las acordadas en la OMC (N. de los E.).
13—Peter Mandelson: op.cit.
14—Para un análisis critico de todos los elementos incorporados en la estrategia de la UE ver “La nueva estrategia de la UE para una ‘Europa competitiva’: al servicio de las empresas en todo el mundo”, Red Seattle to Brussels, noviembre del 2006. Disponible en: http://www.s2bnetwork.org/s2bnetwork/download/globaleurope _s2balert_nov06_es.pdf?id=176.
15—Comisión Europea: op. cit.
16—Ernest-Antoine Seillière: “Delivering on Trade & Competitiveness”, 13 de noviembre del 2006. Disponible en la pagina de UNICE en: http://www.businesseurope.eu/DocShareNoFrame/Contents/Document.asp?ID=17860.
17—Red Seattle to Brussels: op. cit.
18—Para más información sobre la red, sus actividades, el Tribunal Permanente de los Pueblos ver www.enlazandoalternativas.org.
19—Para más información sobre el Tribunal Permanente de los Pueblos ver http://www.grisnet.it/filb/filbspa.html.
20—Para resúmenes de todos los casos presentados ante el Tribunal en Viena ver www.peoplesdialogue.org. Para una memoria visual del Tribunal ver http://youtube.com/watch?v=1qmZOY-EKMEs (parte 1) y http://youtube.com/watch?v=LSi9nsQ6eEk (parte 2).