Monte Oscuro es una pequeña comunidad rural situada en las inmediaciones
de la ciudad de Bayamo, a orillas de la carretera que conduce al poblado de Guisa. Sus vecinos son gente sencilla: campesinos, obreros, amas de casa, profesionales, maestros, en fin, las mismas personas que encontramos por doquier en la Cuba profunda. La actividad económica fundamental en la zona es la ganadería y los cultivos varios. Pero no todo el mundo realiza estas labores, porque hay quien presta servicios en las comunidades aledañas o trabaja en otros sitios como Guisa, o la ciudad cabecera de la provincia.
La vivienda en Monte Oscuro responde a los patrones de la arquitectura vernácula rural: casas de madera, mampostería o tabla de palma, muchas de ellas con techos a dos aguas y colgadizo, cubiertas con guano o con tejas (de zinc, terracota, fibrocemento), aunque no sorprende ver alguna que otra construcción de placa. Las calles son de tierra y en la medida en que el caminante se adentra en el barrio se siente acompañado por el piñón florido que custodia los patios. En casi todas las casas, un portal o corredor al frente comunica con el jardín mediador entre la fachada y la portería que da a la calle. Desde allí, los perros anuncian con sus ladridos el paso de la gente cerca de su morada. Deambulan por la comarca personas a caballo, camiones de estiba agrícola, tractores con sus carretas, niños que juegan o hacen mandados, carretones de tiro animal, transeúntes. La barriada cuenta, además, con una escuela primaria, un consultorio médico y una tienda múltiple que vende alimentos y otros insumos.1
Pero Monte Oscuro, la pequeña comunidad rural, es conocida allende sus límites porque mantiene viva la tradición de los cordoneros de Orilé.2
En 1910, Salustiano Olivera Sánchez, vecino del lugar y veterano mambí,3 funda un centro espiritista de cordón. 4 Ocho años más tarde, en 1918, lo inscribe en los registros municipales como Sociedad Espírita Buscando Luz y Verdad.5
A partir de ese momento, Monte Oscuro comienza a ser visitado por innumerables peregrinos en busca de consuelo para dolencias de todo tipo y sufrimientos espirituales. La historia del vecindario se torna definitivamente otra. Esta práctica del espiritismo de cordón en la comunidad que nos ocupa, unida a la existencia física del templo y al funcionamiento de la Sociedad Buscando Luz y Verdad, es lo que hemos dado en llamar El Cordón de Monte Oscuro. Y es precisamente este conjunto, en tanto que registro de la cultura, lo que despertó la curiosidad del equipo de estudios religiosos de la Casa del Caribe.
Antes de adentrarnos en el tema es preciso que establezcamos la ordenanza metodológica con que trataremos el término patrimonio. Los diccionarios generales de la Lengua Española suelen definir el vocablo patrimonio (del lat. patrimoniu) como bienes, derechos, acciones y obligaciones, es decir, como cierta cosa discernible de manera independiente y estable de otras con las cuales interacciona. Pero esta cosa es tal en la medida en que está sujeta a legislación como perteneciente a, esto es, como propiedad de cierto sujeto de derecho y, en esa condición, se opone a otras muchas cosas que no son de nadie –o que son de todos– porque no han sido registradas por la ley a título individual o colectivo en tanto que sujeto jurídico. Por otra parte, si la ley de los hombres se ha ocupado de marcar el patrimonio es, ante todo, porque el mismo es portador de un cierto potencial mercantil,6 el cual debe ser protegido para el beneficio exclusivo de sus legítimos dueños. Se trata, pues, de algo que es material y, por lo mismo, que es tangible y que puede ser visto como una mercancía.7
Ahora bien, este algo –material, tangible y traficable– no es una cosa monolítica, sino que está compuesto por muchas formas, todas definidas como patrimonio y registrables por la ley, aunque divergentes unas de otras en cuanto a las categorías de análisis que las disciernen. Así, sabemos del patrimonio personal, el familiar, el nacional y el de la humanidad. Y también del patrimonio natural y del cultural, este último categorizado indistintamente según las antinomias de tangible / intangible, material / inmaterial, vivo/¿muerto?
En tiempos recientes otros aspectos han enriquecido la idea de patrimonio incorporando al análisis el cuestionamiento de ciertos axiomas impuestos por una galopante globalización. Se trata, entonces, de la reacción contra ese modelo civilizatorio ofrecido por los poderosos del mundo como posibilidad única y universal de organización (y existencia) social, cual manera de homogeneizar la cultura mundial y reducirla –mediante su voraz etnofagia– al sistema de valores capitalistas neoliberales.8 Así, se ha hecho necesario proteger la cultura tradicional y popular, también llamada patrimonio inmaterial, de los países periféricos por la vía de instrumentos legales nacionales e internacionales como el adoptado por la UNESCO en 1989 con el título de “Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y popular”.9 La idea es ponderar la importancia que tiene para la cultura planetaria lo que pudiéramos llamar patrimonio local (el que se ancla en una geografía e historia concretas), como ingrediente conformador del patrimonio nacional (localidad más abarcadora), y este a su vez, como patrimonio de la humanidad. Cada uno de ellos es visto como unidad virtual de diversidades cuyas existencias sí son reales. En esa dirección se pronuncia la UNESCO cuando reconoce que
…los procesos de mundialización y de transformación social por un lado crean las condiciones propicias para un diálogo renovado entre las comunidades pero por el otro también traen consigo, al igual que los fenómenos de intolerancia, graves riesgos de deterioro, desaparición y destrucción del patrimonio cultural inmaterial… reconociendo que las comunidades, en especial las indígenas, los grupos y en algunos casos los individuos desempeñan un importante papel en la producción, la salvaguardia, el mantenimiento y la recreación del patrimonio cultural inmaterial, contribuyendo con ello a enriquecer la diversidad cultural y la creatividad humana…10
Muy a tono con el trazado de esta política, la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (París, 17 de octubre del 2003) emitió la siguiente definición:
1. Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, repr esentaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes– que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se trasmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana…
2. El patrimonio cultural inmaterial, según se define en el párrafo 1 supra, se manifiesta en particular en los ámbitos siguientes:
a) tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vínculo del patrimonio cultural inmaterial;
b) artes del espectáculo;
c) usos sociales, rituales y actos festivos;
d) conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
e) técnicas artesanales tradicionales.11
La UNESCO enriqueció su definición de patrimonio cultural inmaterial en la III Mesa Redonda de Ministros de Cultura, celebrada en septiembre del 2002 en Estambul. En la declaración final de ese cónclave se afirma:
El patrimonio cultural inmaterial constituye un conjunto vivo y en perpetua recreación de prácticas, saberes y representaciones, que permite a los individuos y a las comunidades, en todos los niveles de la sociedad, expresar
las maneras de concebir el mundo a través de sistemas de valores y referencias éticas. El patrimonio cultural inmaterial crea en las comunidades un sentido de pertenencia y de continuidad y es considerado como una de las fuentes principales de creatividad y de la creación cultural. En esta perspectiva es conveniente establecer un enfoque global del patrimonio cultural que dé cuenta del lazo dinámico entre patrimonio material e inmaterial y de su profunda interdependencia.12
Por nuestra parte, entendemos que el patrimonio se manifiesta en forma de valores, los cuales constituyen variables de una función: la Cultura (con mayúscula). La Cultura de una nación/comunidad/grupo integra unas características que son tenidas por patrimoniales o propias (valores patrimoniales) con otras entendidas como universales. Los valores patrimoniales como variables de la función Cultura adquieren dentro del grupo portador significados axiológicos que se refieren al constructo ideológico identidad, el cual, a su vez, actúa como elemento aglutinador y reproductor de esa colectividad cultural, razón por la cual merecen ser protegidos, no sólo para el usufructo de la colectividad en cuestión, sino también como fortuna cultural de la humanidad toda.
Las expresiones múltiples del patrimonio cultural inmaterial están en los fundamentos de la identidad cultural de los pueblos y las comunidades, al tiempo que constituyen una riqueza común para el conjunto de la humanidad. Profundamente enraizadas en la historia local y en el entorno natural, encarnadas entre otras en una gran variedad de lenguas que son otras tantas visiones del mundo, constituyen un factor esencial para la preservación de la diversidad cultural, conforme a la Declaración Universal de la UNESCO sobre Diversidad Cultural (2001).13
Así, pues, en el presente trabajo trataremos de argumentar los valores patrimoniales del Cordón de Monte Oscuro.
El Cordón de Monte Oscuro no es un fenómeno desconocido para la ciencia y la cultura cubanas. En 1948 Fernando Ortiz realizó un trabajo de campo en esta localidad14 (y en otras de la antigua provincia de Oriente), en el que estudió el espiritismo de cordón. Luego publicó en la revista Bohemia varios artículos con los resultados de su pesquisa.15 Uno de esos trabajos está dedicado específicamente al Cordón de Monte Oscuro. Escribía Ortiz entre otras cosas:
Buscando Luz y Verdad es el título del más importante centro espiritual de Cuba. Monte Oscuro es el nombre del lugar donde este se encuentra, cerca de Bayamo. Es monte de humanidad anónima y adolorida, socialmente oscura, pero con fe de una luz de progreso que ella busca anhelosa con su inocente pureza, con su ingenuo pragmatismo. Monte Oscuro es realmente famoso en toda la comarca del Cauto, y aun fuera de ella, pues a su centro, como a un balneario de aguas medicinales, cuden numerosos individuos de toda la república, en busca de salud espiritual, según ellos dicen, o de salud psíquica como la ciencia diría mejor.16
Más adelante en el mismo artículo, subraya el prestigio de este centro entre los cordoneros:
De todos los centros espirituales de Cuba el de Monte Oscuro es sin duda el más importante. [E insiste en otro párrafo] El centro Buscando Luz y Verdad de Monte Oscuro es hoy la Salamanca, la universidad y la catedral de los cordoneros, que funciona como una libre y legítima asociación religiosa.17
A la aguda mirada del investigador no escapa cómo esta práctica cultural se reproduce en otros espacios:
De Monte Oscuro han surgido algunos “centros filiales”, “hijos” o “ramas”. Recordamos uno de Santiago de Cuba, situado en el Reparto Sueño, dirigido por una señora que se dice educada en Monte Oscuro como pudiera gloriarse de ser graduada de Oxford.18
La visita de Fernando Ortiz, como es de suponer, dejó una profunda huella en la memoria histórica del caserío y promocionó el Cordón de Monte Oscuro entre los innumerables lectores de Bohemia.
Muchos años después, a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado, un grupo de investigadores de la Casa del Caribe, entre los que sobresalían Joel James, José Millet y Jorge Luis Hernández, visitó el lugar.19 Como resultado de esa incursión se produjo el documental Cordón (1986), dirigido por Jorge Luis Hernández (el cual no sólo incluye tomas realizadas en Monte Oscuro, sino también en Los Letreros y otras comunidades cordoneras). El filme proporciona una visión bastante completa de esta expresión del espiritismo cubano. Otras referencias al Cordón de Monte Oscuro se pueden encontrar en la novela Ultimos mensajes, del propio Jorge Luis.20
Joel James, interesado en la conceptualización del fenómeno cultural, se acercó al tema de la vida y la muerte en la práctica cordonera en un trabajo publicado en Del Caribe que, aunque no se circunscribe a localidad alguna, está ilustrado con fotografías del busto de Salustiano Olivera y del templo de Monte Oscuro,21 por lo que colegimos que sea resultado de la misma visita.
Más recientemente, el investigador Angel Lago Vieito publicó en Internet sus “Consideraciones de Don Fernando Ortiz sobre el espiritismo de cordón”. Allí explica:
En Monte Oscuro, cerca de la ciudad de Bayamo, se encuentra el más célebre centro de espiritismo de cordón de Cuba, nombrado Buscando Luz y Verdad.; en él se formaron fundadores de otros centros. Para los creyentes ese es un lugar de confluencias de fuerzas cósmicas, lo que favorece la manifestación de las entidades sobrenaturales y la comunicación entre estas y los médiums.
En Monte Oscuro, cerca de la ciudad de Bayamo, se encuentra el más célebre centro de espiritismo de cordón de Cuba, nombrado Buscando Luz y Verdad.; en él se formaron fundadores de otros centros. Para los creyentes ese es un lugar de confluencias de fuerzas cósmicas, lo que favorece la manifestación de las entidades sobrenaturales y la comunicación entre estas y los médiums.
Circula igualmente por las pistas de Internet un artículo del historiador de la ciudad de Bayamo, Ludín B. Fonseca García, en el que se menciona a Salustiano Olivera entre los máximos difusores del espiritismo de cordón en
Cuba.23
Un dato a discutir lo aporta Joséí Sánchez Lussón en el artículo “Los cordoneros de orilé”,24 en el que se sugiere que el Cordón de Monte Oscuro tiene su origen en el centro manzanillero de Anita Barrera Fajardo, fundado en 1878 (el texto no ofrece argumentos probatorios al respecto). Sánchez Lussón dice:
Al centro [se refiere al de Anita Barrera] asistían asiduamente personas de todos los lugares y procedencia social. Fue además punto referencial y ramificador de los demás centros del territorio, e incluso más allá. Algunos de estos centros, por su antigüedad, función sistemática y prestigio social, merecen tratamiento aparte. Tales son los casos de:
– Monte Oscuro, en Guisa, fundado por el mambí Salustiano Olivera – Unión y Fe, fundado por la señora Nena Rodríguez en 1926 – Luz del Rosario, fundado por Manuel González en 1923 – Los Apostolados, fundado por Juan Bautista Lavié en 1936 – La Verdad de San Juan (El Ranchón), fundado por Juan Eduardo (Lolo) Naya en 1950 – El centro de don Luis Muñoz, en La Vuelta del Caño, fundado en 1916.
Muy interesante resulta, asimismo, el libro Huellas vivas del indocubano. En ese volumen los autores tratan de fundamentar que la génesis del espiritismo de cordón se halla en las prácticas religiosas de nuestros aborígenes, y mencionan a Monte Oscuro:
…cuando nos referimos a la presencia indígena cubana durante el siglo XVIII, vimos que en Bayamo numerosos vecinos aborígenes vivían entonces en El Horno, barrio aledaño a esa ciudad. José Carbonell Allard, historiador de esa villa, en una entrevista manifestó que, considerando que El Horno fue “el último reducto de indígenas puros que habitó en Bayamo” (de lo que hay constancias documentales por lo menos hasta el siglo XVIII), estima muy posible que fuera ese lugar donde durante el siglo XVI, las autoridades coloniales llevaron a cabo la llamada experiencia con los aborígenes de la región. Un hecho llama a todos la atención: desde 1910 existe en ese barrio, en la finca Monte Oscuro, un centro de espiritismo de cordón que llegó a ser el más conocido y más prestigioso durante décadas en toda la comarca: Buscando Luz, al cual nos referimos al comienzo del capítulo. En un ámbito donde se sabe por documentos históricos que continuaron celebrándose durante siglos las ceremonias de canto y danza similares del areíto indígena, es una coincidencia altamente significativa y reveladora la actual celebración semanal de estas ceremonias de canto y danza con fines curativos. Ese lugar tiene una importancia simbólica señalada dentro de la historia de la identidad cultural
cubana.25
Una referencia importante es la ponencia “Proyecto Centro Espiritual Buscando Luz y Verdad”, presentada por María Paula Bazán y Luis Zapata el 17 de mayo del 2008, en el museo de cera de la ciudad de Bayamo. Su gran mérito consiste en que la información ofrecida fue de primera mano, dado que los autores son activos cordoneros de Monte Oscuro.
Claro que no son estos escritos los únicos interesados en el Cordón de Monte Oscuro. Ninguno de ellos, sin embargo, centra su atención en los valores patrimoniales que le son inherentes, aun cuando, si somos justos, tendremos que reconocer que el mero hecho de haberlo seleccionado como objeto de estudio es un claro indicio de que los investigadores han distinguido tales valores entre la compleja urdimbre del panorama cultural cubano.
El Cordón de Monte Oscuro encarna/designa a todos los cordones [unidad de práctica, templo y sociedad espírita] de Cuba, en la relación semiótica que porta cada ejemplo concreto con respecto a sí mismo y a los demás de su tipo.
En este sentido, el Cordón de Monte Oscuro mediante su ser-estar ahí representa la existencia misma del espiritismo de cordón en la cultura cubana. Cuando uno observa o participa en esta práctica cultural es testigo no sólo del existir de la misma, sino del cómo se hace y el qué significa para la colectividad particular que la ejecuta y para toda nuestra sociedad. El cordón de Monte Oscuro existe y eso entraña de por sí un valor patrimonial perfectamente definido; pero que igualmente está ahí para todos los cubanos.
En cuanto al origen del espiritismo de cordón en Cuba no hay certezas absolutas. Como ya se ha dicho, los autores de Huellas vivas del indocubano insisten en la estirpe aborigen de esta práctica, y para demostrarlo hablan de la religiosidad de los indígenas citadas en las crónicas de la conquista, se extienden a las creencias religiosas contemporáneas de las poblaciones arahuacas del Orinoco, etc.; pero no pueden evitar referirse a los ingredientes africanos e hispanos del fenómeno, con lo cual se diversifica el pedigree en la dirección mestiza de la cubanía-ajiaco tan defendida por Fernando Ortiz.
…la ceremonia del cordón tiene su origen en el areíto indígena; todo lo que se aprecia en ella hoy sea distinto de lo aborigen, ha sido añadido como parte de la herencia africana; segundo, el agregado de los rasgos católicos antes mencionados, cuya incorporación suponemos que fue paulatina en la medida en que los practicantes del catolicismo popular (primero en las poblaciones y ciudades, y después campo adentro) fueron a la vez fundando centros cordoneros u ocupando posiciones en centros ya fundados. Tal es el caso de las mujeres, de quienes suponemos fueron las que con mayor incidencia llevaron elementos del ritual católico al cordón, después de comenzar el siglo XX.26
Otros estudiosos, Joel James entre ellos, especulan sobre la base de la construcción de lo cubano como derecho conquistado en el fragor de la lucha por la independencia. Joel está convencido de que el espiritismo de cordón
…surgió en los alrededores cenagosos del Golfo de Guacanayabo en los meses iniciales de la Guerra de los Diez Años, cuando la ofensiva española convencionalmente conocida como “creciente Valmaceda” se cebaba a mansalva en las familias mambisas refugiadas en los montes. En la peculiar circunstancia sociológica y psicológica así creada, los cubanos exesclavistas y sus exesclavos domésticos que los acompañaban ahora en la aventura independentista, fundieron los principios cristianos con el ritual congo de invocación a los muertos y, formando círculo con las manos enlazadas y con expresiones sonoras y gestuales muy conspicuas, procuraban conversar, en virtud del éxtasis místico, con sus difuntos tanto para conocer la suerte de ellos como para solicitar protección.27
Como se observa, los “indigenistas” sustentan la convicción de que la raíz precolombina certifica una cubanía endémica, ya existente a la llegada de los demás grupos étnicos [españoles, africanos, etc.,] y, por ende, absolutamente incuestionable. Por su parte, los que se ubican en la “circunstancia independentista” enarbolan los derechos conquistados con el filo del machete en una gesta y en un período que dan lugar a la eclosión de la nación cubana. Ambas posturas son válidas. Por otra parte, todos los textos coinciden en reconocer la hibridez del cordón a partir de los componentes que se le han ido incorporando a lo largo de la historia; es decir, el ya mencionado “ajiaco” orticiano; y esto constituye un argumento más para la fundamentación de sus valores patrimoniales.
Nosotros agregaremos que el espiritismo de cordón actual se practica fundamentalmente en Cuba y por cubanos, que su “circulación” ultramarina está relacionada con una emigración aferrada a sus orígenes, por lo que, en cualquier lugar que se entone un “joringué” este adquiere el rango de embajador de la cultura cubana.
De esta suerte, el que no exista nada definitivo sobre la génesis del espiritismo de cordón, no es óbice para que todos afirmen –porque así lo sienten y entienden– que esta práctica es genuinamente cubana. Y en tal sentido, El Cordón de Monte Oscuro es, como diría Joel James, “una expresión fenoménica” del espiritismo de cordón, y este, con su ubicuidad genérica, lo es de nuestra cultura.
El Cordón de Monte Oscuro es material y es tangible porque puede ser ubicado en el mapa, y porque puede ser visitado.28 Está “vivo” ahí y ahora. Esto hace que sea valor patrimonial en primera instancia de quienes habitan esa localidad de la geografía cubana. La influencia que ejerce el Cordón de Monte Oscuro en su comunidad es extraordinaria: las personas que allí viven –aun cuando no asistan al templo o no asuman la religiosidad cordonera– sienten orgullo y respeto por él, por tenerlo cerca, por conocerlo, etc. El Cordón de Monte Oscuro es de las personas que lo cultivan, las cuales participan de él, y De las que lo comparten; es cuota necesaria e inalienable de sus vidas y, a los ojos de los habitantes de ese enclave –y de otras muchas personas que ni siquiera conocen dónde se encuentra realmente– es el rasgo distintivo que define ese vecindario granmense.29
Pero hay más, cada vez que se hace referencia a Monte Oscuro se dice que fue iniciado por “el veterano mambí Salustiano Olivera”. En realidad, eso quiere decir que ese cordón específico es portador de la rebeldía cubana contra el extranjero opresor, que es una forma de resistencia contra la colonia y su obligatoria religión oficial. Este valor se reafirma, además, cuando su establecimiento se enmarca en el momento en que la Patria intentaba dar sus primeros pasos como república nueva e independiente. La aparición y puesta en marcha de esta agrupación espírita se erige, entonces, como instrumento cultural de la nueva condición, instrumento que adquiere fuerza legal cuando es registrado en 1918 como sociedad Buscando Luz y Verdad.30
Habíamos dicho antes que algo es considerado patrimonio a partir de su estatus jurídico. Este es el caso del Cordón de Monte Oscuro que está asentado en el registro de asociaciones desde 1918 como Sociedad Espiritista Buscando Luz y Verdad. La asociación cuenta hoy con ciento cuarentisiete miembros debidamente registrados, y con una directiva de veintiuna personas, encabezada por el presidente, dos vicepresidentes, un secretario y una tesorera. El resto de la directiva son vocales entre los que milita el director, cuya función es la de conducir la liturgia. La condición legal de Buscando Luz y Verdad le garantiza la protección oficial del Estado cubano –como parte que es del sistema de derecho nacional, en tanto que asociación y propietarios– y es de suponer que esto facilite su protección jurídica también en su capacidad de tradición popular discernible entre muchas otras prácticas culturales, y de “manifestación de la creatividad intelectual o colectiva”, de acuerdo con lo que recomienda la UNESCO. Buscando Luz y Verdad tiene igualmente legalizados sus bienes inmuebles y el terreno donde se encuentra (el cual fue oportunamente donado por Salustiano Olivera Sánchez y está amparado por la correspondiente escritura).
Esto nos conduce hacia la existencia física del templo cordonero, un valor patrimonial que por su “materialidad” es invocado en muy raras ocasiones por los que tratan el tema. Lo cierto es que desde el punto de vista arquitectónico el inmueble es expresión de una manera cubana de construir. Sobre este particular Don Fernando Ortiz dijo en 1948:
Ese templo espiritual es también sorprendente. Primero por su tamaño. Una nave de unos veinte metros por diez. Sus paredes, de unos tres metros de altura, son de madera, bien pintada y a lo largo con grandes paneles abiertos pero bien alambrados contra los mosquitos, los cuales no temen a los muertos y mortifican a los vivos sin miedos a exorcismos ni santiguaciones. Mucho aire, luz y frescura. Su techo es de yarey, que es inmejorable para las típicas techumbres rústicas de Cuba, mejor que la palma real y la jata. La cobija tardó cuatro días en ser construida y se emplearon 260 cargas de caballo de 80 pencas cada una. Está fuerte y artísticamente tejida, como un artesonado de arte guajiro. Es un magistral espécimen de esa arquitectura folklórica que nuestro pueblo ha ido aprendiendo, conservando y mejorando, con los aportes de indios aborígenes, de los negros de Guinea y del Congo, y de los blancos aldeanos de España; arquitectura vegetal y rústica, pero no inferior en su función histórica y económica a la pétrea albañilería que trajeron a Cuba los alarifes peninsulares, cuyo trabajo manual era tenido legalmente por vil. Arquitectura acaso la más extendida de Cuba, la que quizás alberga el mayor número de habitantes, y que sin embargo no se estudia ni estimula y queda entregada solo al genio popular cubano, nacido de su amestizamiento nacional. A esta se deben los bohíos en la gran variedad de sus tipos que nadie ha catalogado científica ni históricamente y que figuran entre sus creaciones más genuinas, típicas y duraderas, como sus tabacos y sus músicas.31
¿Qué se puede agregar a estas afirmaciones? Acaso que mantienen toda su vigencia con respecto al templo actual, ya que el mismo conserva su cubanísima arquitectura; y de paso hacer notar que los muebles que allí se utilizan –bancos de madera y taburetes– son igualmente distintivos de nuestra cultura rural.
Por otra parte, también representa al cordón cubano la distribución espacial dentro del templo: el amplio y muy limpio salón, separado del oratorio por una baranda de madera con abertura al centro. Cabe destacar la presencia (en la pared al fondo del oratorio) de una especial “cruzaltar”, 32 traída a Monte Oscuro por un misionero en 1927, pero que nuestro equipo de investigación ha visto reproducida al menos en un centro cordonero de Camagüey, y que “narra” muchos de los recursos teológicos de esta expresión religiosa, a saber, la corona que significa el reinado de Dios en la parte superior; le siguen un poco más abajo los Diez Mandamientos representados en la cruz por las Tablas de la Ley; después una paloma blanca como imagen de la paz sobre el universo; luego un reloj que significa el cumplimiento de la “obra espiritual” en todos los tiempos; una ermita como señal de respeto a todas las religiones. También encontramos la bandera del Espíritu Santo; el sol, la luna y los astros del universo; y el libro que indica el conocimiento de todas las ciencias. No podía faltar La Virgen, patrona de Cuba y mambisa; después hay una mano con tres estrellas en la punta de los dedos para recordar las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad. También está representado el globo terráqueo que poblamos los espíritus encarnados; los planetas donde habitan los espíritus según su grado de evolución; y, por último, un yate con la inscripción “gloria”, donde vendrían muchas cosas buenas para nuestro país, según dijeron en su momento los espíritus consultados por Salustiano Olivera Sánchez.33 Además de la cruz, en la misma pared del fondo del oratorio cuelgan cuadros de difuntos importantes para la congregación, y otros enseres dispuestos a la típica usanza del cordón en todo el país. He ahí valores patrimoniales “materiales-inmateriales” que con demasiada frecuencia son pasados por alto cuando se habla del espiritismo cubano.
Pero es la práctica religiosa el valor patrimonial más importante de Monte Oscuro. La manera en que se “hala el cordón”, “se cantan las trasmisiones” y “se da la caridad” en este lugar es única y, por tal razón, constituye expresión de la identidad de la zona. Desde que Salustiano Olivera Sánchez comenzó con esta práctica en 1910, hasta hoy, la “técnica de cordonear” ha sabido reproducirse en Monte Oscuro al encontrar siempre un relevo en la sucesión generacional. Hoy los líderes religiosos y dirigentes de la sociedad Buscando Luz y Verdad son jóvenes, sin que se haya afectado la calidad / consistencia de la práctica ritual, ni la disciplina societal. Pero la ortodoxia de su práctica ritual no se resume en sí misma, sino que se expande como modelo y referente “metodológico” para los cordoneros de todas partes. Esto se debe al respeto que inspira el apego de Monte Oscuro a la tradición propia, ese “saber hacer” y hacerlo bien, el prestigio de su eficiencia, la permanencia en el tiempo, etc. Así, la forma específica de practicar la religión en ese lugar concreto se representa a sí misma por las características que le son inherentes, y a partir de esa fortaleza se proyecta / expande más allá de su territorio. El Cordón de Monte Oscuro ha sido la cimiente de muchos otros centros cordoneros repartidos hoy por todo el país y en el extranjero. Estamos trabajando aún en la identificación de los mismos, pero ya podemos afirmar que muchos centros se formaron a partir esa matriz en Granma, Florida, Camaguey, Holguín, Sancti Spiritus, Las Tunas, Santiago de Cuba, Ciudad de la Habana y otros lugares aún por comprobar. Ya subrayaba Fernando Ortiz que Monte Oscuro era la “universidad” de los cordoneros de Cuba, y nuestro equipo de investigación ha sido testigo en el terreno de que en nuestros días tal consideración es todavía pertinente. (Todos los 16 de noviembre, día del nacimiento y desencarnación de Salustiano Olivera, arriban a Monte Oscuro decenas de peregrinos para rendir tributo a su maestro).
El año 2010 nos sitúa ante los cien años de existencia del Cordón de Monte Oscuro. Ese aniversario plantea una percepción de doble coyuntura. Por un lado, se trata de un extendido presente en el que el espiritismo (de consuno con las múltiples expresiones religiosas vigentes en Cuba) hace las veces de organizador de sentido de nuestro ser-en-el-mundo. El cordón es un “navegador” con el que enfrentamos la incertidumbre de la cotidianidad y con
el que pretendemos lanzarnos hacia el futuro. Para el practicante, su “cuerpo integral” es absolutamente confiable, portador en sí mismo de una acumulación cultural centenaria, de modo que es percibido como tradición hecha, como un todo que es, a la vez, una forma de ser en la costumbre. Los cien años de existencia no son pensados en la secuencia de eventos. El practicante no es un espectador: él opera con la síntesis de su presente. Así lo percibe cuando se identifica como cordonero y convoca a los difuntos para “romper las causas” con que tropieza su vida. El Cordón de Monte Oscuro es (aquí-ahora) el “hábito que permite ser al monje”, y esta postura, esta manera de ser, entraña un indudable valor patrimonial.
Sin embargo, el observador y el practicante, ambos finitos en su presente, no dejan de percibir aquella coyuntura otra en la que el cordón aparece cual secuencia sobre la línea del tiempo. En esta perspectiva hay un pasado y un futuro que no existen, sino que se construyen desde el visor del presente, desde la relación con el Cordón de Monte Oscuro de hoy. Los viejos cuentan / recuerdan que “Salustiano Olivera Sánchez era un hombre común, lleno de defectos; un carretero que daba viajes a Manzanillo, que bebía, gustaba de las camorras y maltrataba a la mujer hasta que un día, bajo la Ceiba que todavía se yergue a la vera del camino vecinal, se le apareció el espíritu del ‘Congo Rivó de la Luz’ y lo transformó en otro hombre, se abrió el centro cordonero, y el hecho cambió el destino del barrio”. La secuencia de eventos históricos adquiere visos mitológicos. La gente no recuerda con exactitud cuándo sucedieron las cosas, pero narran, consultándose / compartiendo, ofreciendo como prueba de concurrencia espiritual que “… un loco cayó dentro de un pozo y que salió curado”; que “…otro, muy agresivo y con un hacha en la mano, fue dominado mansamente por Salustiano.; Que “…al maestro le ofrecieron riquezas y bienes materiales, pero que nunca aceptó dádiva alguna, ni puso precio a la caridad que repartía, porque la misma era obra de otros seres”; que “…Cuca del Risco, agradecida por la ayuda encontrada en Monte Oscuro, pudo mandar a fundir el busto de Salustiano Olivera, porque los fluidos propiciaron que se ganara el premio gordo de la lotería nacional”.
Esta perspectiva también integra los escenarios pasados: hay una estadio precolombino; otro de esclavos africanos, españoles y mambises; hay una circunstancia de miseria republicana y una revolución marxista. Todos los contextos dejaron huella, todos plantearon dificultades y aportaron secuelas; pero el Cordón de Monte Oscuro venció al paso del tiempo, y hoy, su presente se justifica en lo pasado. En la ristra de acciones rebasadas ya está dado el esquema del presente. De ahí que la conciencia del ayer sea un valor patrimonial insoslayable. Pero no lo es por la mera subsistencia del presente en el pasado, sino, antes bien, por el advenimiento de un futuro que lo viene a suplantar. Enfrentado al nuevo desafío, el Cordón de Monte Oscuro –la trinidad de sociedad, práctica religiosa y plantel– también será cubano en la continuidad del después.
…………………………………….
Notas:
1 El registro de consumidores censa a cuatrocientos dieciséis pobladores.
2 El término de Cordoneros de Orilé parece haber sido inventado por Fernando Ortiz. Ver Fernando Ortiz: “Una moderna secta espiritista de Cuba”, Bohemia, La Habana, año 42, no. 9, 15 de enero de 1950, p. 28.
3 La Sociedad Buscando Luz y Verdad posee un documento que certifica que Salustiano Olivera fue soldado del Ejército Libertador.
4 La fecha ha sido establecida por mediación de testimonios de los vecinos de mayor edad, la memoria colectiva y una foto de la época (propiedad de la Sociedad Espírita Buscando Luz y Verdad).
5 Registro de Asociaciones, Ministerio de Justicia, Bayamo.
6 Los dueños de un cierto lote de tierra pueden intercambiar ese patrimonio por dinero, o dividirlo en parcelas a repartir entre varias personas, o dejarlo en herencia a un tercero, etc.
7 A despecho de la terminología acuñada por la UNESCO y oportunamente cuestionada por el Doctor Jesús Guanche. Ver Jesús Guanche: “El patrimonio cultural vivo y su protección”, disponible en www.uney.ed u.ve/publicaciones/patrimonio-vivo-guanche.pdf.
8 Ver Fernando Martíez Heredia: En el horno de los 90, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005. También Héctor Díaz- Polanco: Elogio de la diversidad. Globalización, multiculturalismo y Etnofagia, Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 2008.
9 Disponible en http://www.portal.unesco.org/es/ev.php.
10 Texto de la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial”, disponible en http://www.unesco.org/culture
11 Ibid.
12 UNESCO: “Declaración de Estambul”, disponible en http://www.unesco.org.
13 Ibid.
14 La Sociedad Buscando Luz y Verdad conserva en sus archivos fotos de la visita de Don Fernando a Monte Oscuro, así como de su encuentro con Salustiano Olivera y con otros cordoneros del lugar.
15 Ver Fernando Ortiz: “En el solar de la prieta”, Bohemia, La Habana, año 41, no. 20, 15 de mayo de 1949, pp. 20-22, 88-89; “Una moderna secta espiritista de Cuba”, Bohemia, año 42, no. 9, 15 de enero de 1950, p. 138; “Buscando luz en Monte Oscuro”, Bohemia, año 42, no. 17, 23 de abril de 1950; “Orígenes de los cordoneros de Orilé”, Bohemia, año 42, no. 28, 9 de julio de 1950, p. 34.
16 Fernando Ortiz: “Buscando luz en Monte Oscuro”…, p. 20.
17 Ibid., p. 21.
18 Id.
19 La Casa del Caribe ha priorizado desde su fundación en 1982 el estudio de la religiosidad del pueblo por considerar que en ella se encarna el “núcleo duro” de la cubanía.
20 Jorge Luis Hernández: Ultimos mensajes, Ediciones Unión, La Habana, 2006.
21 Ver Joel James Figarola: “La vida y la muerte en el espiritismo de cordón”, Del Caribe, Santiago de Cuba, no. 20, 1993, pp. 14-24.
22 Angel Lago Vieito: “Consideraciones de Don Fernando Ortiz sobre el espiritismo de cordón”, disponible en www.crisol.cult.cu/ otros/patmzllo/espirit.htm. Lago Vieito también utiliza su compilación sobre lo dicho por Fernando Ortiz en torno al espiritismo en Del Caribe, no. 27, 1998, pp. 112-118; en Ventana Sur, Bayamo, no. 1, enero-julio del 2001; y en el libro Fernando Ortiz y sus estudios acerca del espiritismo, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, La Habana, 2002.
23 Ludín B. Fonseca García: “Faustino Salgado ante el ‘Ser Naturaleza’”, disponible en http://www.crisol.cult.cu.
24 Ver José Sánchez Lussón: “Los cordoneros de orilé”, Del Caribe, Santiago de Cuba, no. 25, 1996, pp. 20-22 (el subrayado es nuestro).
25 Roberto García Molina et al: Huellas vivas del indocubano, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, p. 225 (el subrayado es nuestro).
26 Ibid., p. 66.
27 Joel James: La muerte en Cuba, La Habana, Ediciones Unión, 1999, p. 67.
28 Aunque tenga que ser clasificado como “patrimonio inmaterial” según la documentación de la UNESCO.
29 Entrevistas y filmaciones realizadas por los autores de este trabajo en el vecindario y zonas aledañas. También hemos tomado declaración a visitantes procedentes de otras regiones del país. 30 Ese fue un período de pródiga institucionalización en todo el país. A principios del siglo XX se legalizaron muchas asociaciones de variada índole.
31 Ver “Buscando luz en Monte Oscuro”… p. 22 .
32 Fernando Ortiz es quien llama la atención sobre la función del altar de cruz de Monte Oscuro. Ibid., p. 32.
33 Esta descripción fue aportada a nuestro equipo de investigación por Luis Zapata, presidente de la Sociedad Buscando Luz y Verdad, en una entrevista realizada el 16 de noviembre del 2008 en Monte Oscuro