Katrina afectó a los pobres

Ashanti Alston

Figura histórica del Black Panther Party (Partido de las Panteras Negras – PPN) y del Black Liberation Army (Ejército Negro de Liberación – ENL), Ashanti Alston sigue luchando por la transformación de la sociedad estadounidense y por la liberación de su comunidad de la opresión económica y del racismo. En entrevista concedida a la Red Voltaire, este militante menciona las formas actuales de lucha y expresa su admiración por los movimientos árabes de resistencia.

R.V: Para empezar, ¿puede hablarnos de su experiencia en el seno del PPN?

A.A: Me llamo Ashanti Alston. Soy un exmiembro del Partido de las Panteras Negras. También fui un soldado del Ejército Negro de Liberación, una extensión del PPN. Actualmente tengo sesentitrés años. Comencé esta lucha revolucionaria durante la adolescencia temprana, a los catorce años. En 1967, participé en una serie de rebeliones de la comunidad negra de los Estados Unidos, ya cansado de ver que no había manera de poner coto a la opresión racista de la que era víctima. Todo eso me convirtió en una persona políticamente consciente. Así que comencé a leer a Malcolm X1 y a seguir con atención sus discursos. Entre 1969 y 1978, mis amigos y yo teníamos en mente algunos proyectos para el PPN.
Lo nuevo era que el PPN quería la liberación total de los afronorteamericanos y comprendía que esta no sería posible sin que hubiese en los Estados Unidos una revolución que destruyera todas las bases capitalistas del país. Por eso seguíamos con atención los sufrimientos de los demás oprimidos, así como los otros movimientos contestarios dentro y fuera de los Estados Unidos, en todo el mundo.
Mi ciudad natal, una pequeña ciudad de Georgia, estaba verdaderamente divida por el racismo. Pero logramos reunir a algunos adolescentes y establecer una sección de las Panteras Negras para organizar a la comunidad negra alrededor de comidas gratuitas. Queríamos lograr que la historia de los negros se estudiara en la enseñanza media. Y, además, queríamos lograr una presencia ante la gente de nuestra comunidad, para que pudiera empezar a levantarse contra las brutalidades policíacas y las demás formas de racismo. No había pasado ni un año cuando mi mejor amigo y yo fuimos víctimas de una maniobra en la que nos acusaban del asesinato de un policía. Así que nos encerraron y tuvimos que luchar durante cuatro años para demostrar nuestra inocencia.

R.V: En aquella época los derechos civiles que reclamaban los negros ya habían sido obtenidos desde 1965, poco antes de la creación del Partido. ¿Qué más le aportaba el PPN a la comunidad negra?

A.A: El movimiento por los derechos civiles [la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur (SCLC) de Martin Luther King] tenía problemas y estaba desunida. Eso permitió el nacimiento del movimiento del Black Power (Poder Negro).2 Nosotros teníamos una comprensión más clara de la opresión económica que sufría la comunidad negra y de lo que había que hacer para liberarla; o sea, de la necesidad de controlar la economía y la política de nuestra comunidad.
El Poder Negro formaba parte del movimiento negro que existía en todo el país. Empezamos a estudiar en particular los análisis marxistas y el concepto de lucha de clases. Por primera vez comprendimos que había una clase dirigente que gobernaba a todos en este país. Muchos de nosotros comprendimos que no queríamos ser libres en el seno de la sociedad estadounidense tal y como esta existía, sino que queríamos un modelo de sociedad socialista. Para nosotros se hacía cada vez más evidente que el verdadero poder en este país residía en los bancos y en las multinacionales, más allá de la Casa Blanca y el Pentágono. La lucha era, por consiguiente, más complicada de lo que parecía. Es por eso que durante aquel período de la lucha aprendimos mucho de otros militantes del mundo.

R.V: G. W. Bush declaró recientemente que él se inspiraba en Gandhi y en Martin Luther King. Afirmó que la Casa Blanca estaba por la “filosofía de la no violencia”. ¿Cómo es posible que un neoconservador belicista diga hoy esas cosas?

A.A: Es posible oír ese tipo de cosas cuando se vive en una sociedad fascista. Cuando vivimos en una sociedad que va aún más allá de lo que se describe en 1984, la novela de George Orwell, un presidente como George W. Bush puede decir que es partidario de la no violencia, aunque represente la peor maquinaria de guerra que haya existido nunca en el mundo. Lo más triste es que George W. Bush y la clase dirigente en su conjunto tengan servicios de relaciones públicas en los medios masivos de difusión que, por su parte, tratan actualmente de convencer a millones de personas de que lo que los Estados Unidos hacen en el mundo es justo. Pueden convencer diciendo que es divinamente justo, invocando a Dios, o mejor, manipulando la religión. Es por eso que muchísima gente se moviliza en todo el mundo para luchar contra ese imperio. Aunque mucha gente no lo sepa, hay medios de prensa alternativos que son capaces de encontrar las palabras justas y atraer a la gente a su causa.

R.V: ¿Por qué los políticos lograron desviar un movimiento como el Black Panther Party?

A.A: Ellos tienen recursos, pero no sólo con la atracción del poder logran convencer a la gente. Tienen además los medios necesarios para corromper a mucha gente que lucha en nuestra comunidad, y convencerlos de trabajar para ellos. Por ejemplo, están los llamados “líderes de la comunidad negra”, que en realidad han sido comprados por el sistema financiero y político. A cambio de ello, esos supuestos líderes elaboran políticas que parecen militantes, pero que no hacen más que servir al sistema, porque evitan que se hable de los problemas de fondo, de los que tienen que ver con la economía y el capitalismo.
En realidad llevan a la gente a convertirse en parte integral del sistema. Hoy por hoy tenemos falsos líderes en la política y en el mundo de los negocios, al igual que en el mundo del deporte y del espectáculo, que han sido formados para que nos convenzan de mantenernos dentro del sistema, sin importar que sea un sistema decadente.

R.V: Usted, un exactivista de las Panteras Negras, no tiene acceso a los medios de prensa de su propio país. ¿Qué sucede con la comunidad negra en general?

A.A: Sin dudas hoy resulta más difícil que en aquella época, porque no hay muchos medios negros independientes. Una de las razones que me hacen decir que hoy resulta más difícil es que el sistema autoriza a la gente a protestar, pero al mismo tiempo logra convencer a la gente de que los disidentes, como nosotros, somos enfermos mentales.

R.V: Hoy se califica a las Panteras Negras de movimiento terrorista.

A.A: Sí. Y cuando la gente empieza a creer la propaganda de que nuestras voces son de terroristas y que eso no los ayuda, siguen de largo.
Los medios ejercen un control tan grande sobre las emociones que ahogan nuestras voces: estas no logran tener un impacto significativo. Lo único que podemos hacer es persistir ya que, a pesar de todo, siempre habrá gente receptiva a nuestro mensaje. Es lo único que podemos hacer para derribar el sistema.
Por su lado, ellos hacen todo lo posible para que no podamos expresarnos más que a través de sus medios. Tratan de convencer cada día a más gente de unirse al sistema. Su mensaje es: “No traten de construir sus propios medios. Si quieren ser la voz de su pueblo, ¡únanse a los medios masivos!”

R.V: Además del PPN, en los Estados Unidos de los años sesenta hubo numerosos movimientos de oposición, en la contracultura de la Norteamérica blanca (el rock, la beat generation, los hippies…) así como en la de la negra (el free jazz, el Poder Negro…). ¿Qué queda de aquella revolución política y cultural?

A.A: Una de las cosas que escribió Frantz Fanon3 en su libro Los condenados de la tierra es que “toda generación debe crear su propia forma de resistencia. Y esta tomará la forma particular de esa generación”. Hoy en día la revolución se desarrolla, por ejemplo, mediante el hip hop. Esos artistas han encontrado la forma de seguir transmitiendo los sueños de la comunidad negra, su voluntad de luchar por ser libre. Con el hip hop en particular, hay una generación de jóvenes adolescentes que se educa a sí misma, que aprende la historia de la lucha de los negros. Ese estilo musical habla del PPN y del ENL. Esos jóvenes saben todo eso, sobre todo la historia de los presos políticos.
Lo que sucede actualmente es algo particular. Aunque las formas de resistencia que conocimos fueron derrotadas, está llegando ahora el momento de una nueva forma de resistencia que no podrán destruir. Aunque quizás sea un combate permanente para el hip hop, que tiene que luchar contra el gangsta rap,4 según mi punto de vista.

R.V: Claro. Pero sigue existiendo el problema de los medios dominantes y de la televisión, que, en ese caso en particular, promueve más bien el gangsta rap debido a sus valores capitalistas. La separación mediante el espectáculo se ha convertido en algo comúnmente admitido. Eso era menos evidente en los años sesenta.

A.A: Durante los años sesenta sucedían tantas cosas a la vez: la música, la cultura negra, las artes y el baile.5 Todo era una forma de resistencia al racismo y a la opresión, cualquiera que fuese. La resistencia era tan masiva que el sistema no tenía manera de incorporarla. Eso inspiró a muchísima gente. Cuando me uní al PPN, en mi adolescencia, se encendía la radio y se oía música en la que había gente que hablaba de revolución. No era como hoy, porque ahora el sistema aprendió a incorporar esa dimensión.

R.V: Hoy se sabe que el FBI se ensañó con el PPN, ensañamiento que se extendió a los movimientos radicales mediante el Counter Intelligence Program (Cointelpro).6 Sabiendo que todos los movimientos de oposición fueron siempre objeto de una vigilancia muy cercana, que en el mejor de los casos fueron desacreditados y, en el peor, eliminados, ¿puede decirse que los Estados Unidos son realmente una democracia?

A.A: Yo iría aún más lejos: los Estados Unidos nunca han sido una democracia. Se fundaron mediante el exterminio de los pueblos indios que vivían en el continente. Fueron a Africa a secuestrar a millones de negros para convertirlos en esclavos, etc. Si recordamos que todo eso fue la base de lo que serían los Estados Unidos, no queda más remedio que reconocer que este país jamás podrá ser una democracia. En esas circunstancias, este país no puede ser más que una sociedad clasista basada sobre la opresión racial, aunque se hayan mantenido las apariencias de la democracia para servir a los intereses de la clase dominante. Por eso sigue existiendo tanta oposición entre blancos y negros, entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres.
Se usó y se abusó desde el principio de la palabra democracia para dar la impresión de que los Estados Unidos son un país humanitario. Pero esta sociedad siempre ha estado corrompida. Así que tenemos que tener cuidado de no creer en su propaganda. Quienes están ubicados en los peldaños más bajos de la escala social no han vivido nunca la experiencia de la democracia. Y aunque hayan tenido derecho a participar en ella, nunca ha sido más que para mantener el estado de cosas.

R.V: ¿Se puede considerar la Ley Patriótica7 una continuación del Cointelpro?

A.A: La Ley es sin dudas su continuación ya que el Cointelpro no estaba dirigido únicamente a contrarrestar el movimiento negro, sino a todos los que se resistían a la opresión en territorio estadounidense. ¡La Ley Patriótica es exactamente lo mismo! Para muchos de nosotros, los que nos mantenemos aún en la lucha en la comunidad negra y estábamos ya presentes en los años setenta, resulta evidente que la Ley Patriótica es una continuación. Pero quienes no ven el vínculo que existe entre esos dos programas consideran que la Ley Patriótica es una nueva forma de opresión.
El sistema recurre a su fuerza represiva para tratar de acabar con toda forma de resistencia. Probablemente por eso es que se produjo, en enero del 2007, el arresto de ocho exmiembros del PPN de los años setenta. ¡Los arrestados ya eran abuelos! Creemos que la intención era enviarle un mensaje muy preciso a la joven generación: “¡Antes de pensar en hacer algo parecido a lo que las Panteras Negras trataron de hacer con el ENL, miren primero lo que les puede pasar!” Eso es fascismo. “¡Nosotros reprimimos incluso antes de que ustedes hayan pensado en resistir!” No dejaremos que eso suceda, sea cual sea el nombre que tenga el programa.

R.V: Los movimientos de protesta de los años sesenta, tanto culturales como políticos, se desarrollaron en un contexto particular: el de la guerra de Vietnam. Hoy en día, los Estados Unidos parecen estar atravesando una situación de crisis parecida, con Afganistán e Irak. Pero, ¿cuáles son las fuerzas disidentes en el terreno?

A.A: Uno de los movimientos más visibles en los Estados Unidos es el movimiento contra la guerra en Irak. En realidad, los integrantes de ese movimiento para poner fin a la guerra provienen principalmente de la comunidad blanca y no reconocen la guerra desatada contra los ciudadanos de las clases pobres en el interior mismo de los Estados Unidos, porque eso trae de nuevo a colación la cuestión del racismo. A pesar de eso, ese movimiento sigue aglutinando personas. Hubo momentos en que siete millones de personas salieron a las calles para protestar contra la guerra. Pero, a la vez, los sectores más desposeídos de la sociedad sienten que se libra una guerra contra ellos. Si los que protestan quieren dar prueba de verdadera honestidad intelectual, deben reconocerlo.

R.V: Aparte de la oposición a la guerra, ¿realiza ese movimiento una verdadera crítica de las causas de guerras como esa?

A.A: Yo diría que muchos de los que están contra la guerra son lo que yo llamaría liberales. No hacen críticas ni análisis lo suficientemente profundos sobre el sistema. Sólo están contra la guerra, no contra el capitalismo que creó las condiciones para esa guerra. Muchos de ellos no están preparados para hacerlo. Es más seguro pronunciarse solamente contra la guerra en Irak, en vez de poner en tela de juicio los fundamentos mismos de los Estados Unidos, el imperio que ha dado pie a esa guerra.

R.V: Entonces, ¿las ideas del movimiento antiguerra son equivalentes a las del Partido Demócrata?

A.A: No están muy lejos del Partido Demócrata, pero tampoco lo están de los republicanos, en el sentido de que ambos quieren que se mantenga el sistema. Sin embargo, el movimiento antiguerra tiene la posibilidad potencial de inclinarse a la izquierda y de convertirse en un movimiento realmente revolucionario. Sus dirigentes tendrían que cambiar. La mayoría de los que lo dirigen no son verdaderamente críticos de la sociedad clasista, basada sobre la discriminación racial.

R.V: ¿Hay otros movimientos contestatarios en los Estados Unidos?

A.A: Siempre existe resistencia en los Estados Unidos, pero no se oye hablar de ella por causa del poder de los medios masivos de comunicación. Incluso a quienes viven en los propios Estados Unidos les resulta difícil enterarse de que hay gente que lucha en su país. He tenido a menudo la oportunidad de hablar en universidades o en mi comunidad. La mayoría de los oyentes están mal informados sobre las diferentes formas de resistencia que están ocurriendo, incluso los propios activistas. Así que me imagino lo que pasa fuera de los Estados Unidos. ¡Todos deben pensar que estamos completamente sometidos al imperio!

R.V: El programa del PPN trató de ser popular y pragmático, para responder a las necesidades y a las difíciles condiciones de vida de la comunidad negra en los años sesenta y setenta.8 Treinta años después, ¿puede decirse que la situación de los ghettos negros estadounidenses ha cambiado?

A.A: Las condiciones de los ghettos son desgraciadamente peores de lo que fueron en los años sesenta. ¡Absolutamente peores! Hoy vemos los resultados de la “gentrificación”9 y la tasa de encarcelamiento. Son dos cosas que están relacionadas.
La “gentrificación” es obra mancomunada de los bancos y los políticos, que se unen para renovar las zonas que habitan las comunidades pobres en función de los intereses de la clase media y de las clases altas. Ese proceso está destruyendo nuestra comunidad y nos expulsa a otros lugares con los mismos problemas de precariedad. En ese sentido, están dividiendo a nuestra comunidad y destruyéndola más rápidamente que en el pasado, ya que también proveen armas y droga. Eso ha permitido que las figuras del gansta rap, deportistas de alto nivel y estrellas del espectáculo inciten a los jóvenes a recurrir a cualquier medio con tal de hacerse ricos rápidamente. Por eso es que un artista como 50 Cent se ha hecho tan popular. Pero lo que sucede es que muchos de esos jóvenes acaban en prisión.
Así entran a un sistema de trabajo forzado no remunerado, esa nueva forma de esclavitud que se desarrolla en prisión.10 Los problemas de hoy son diferentes a los de antes, porque las consecuencias desastrosas de ese modo de vida precario aparecieron muy rápidamente. El VIH sigue siendo un grave problema, al igual que la maternidad precoz. Las escuelas siguen destruyendo la mente de los jóvenes, que se ven obligados a asistir a ellas aunque no reciben allí educación alguna sino que, por el contrario, se les embrutece. Todos los métodos que utilizamos nosotros en los sesenta y los setenta deben ser revisados, repensados, para retomar nuestra lucha revolucionaria con más creatividad.

R.V: Usted menciona un punto importante y desconocido en el extranjero: el del trabajo forzado en las prisiones estadounidenses. Usted mismo pasó varios años en prisión por causa de su lucha revolucionaria en el seno del PPN. Supongo que habrá seguido la evolución de las condiciones de vida en prisión desde aquella época. ¿Cómo son actualmente?

A.A: Yo estuve en prisión desde mediados de los años setenta hasta mediados de los ochenta. Era la época del fin de un gran movimiento revolucionario existente en las propias prisiones. Comenzó con el asesinato de George Jackson en la prisión de San Quintín, en agosto de 1971. George era uno de los más importantes líderes de aquel movimiento y lo mataron.
A mediados de los setenta pude comprobar el debilitamiento de la conciencia revolucionaria de la mayoría de los presos y un aumento en la cantidad de jóvenes que llegaba a las prisiones, algunos de los cuales eran miembros de pandillas. Estaban condenados a penas más largas. Lo que el sistema carcelario estaba haciendo era lo mismo que estaba pasando afuera: les daban más bienes materiales a los presos. Bienes que los ayudaban a desviar su atención de la opresión. Ahora tienen televisión con todos los canales, radio, artículos para comprar en las tiendas de las cárceles. Se hizo para evitar que la gente piense de forma revolucionaria. Es el mismo fenómeno que se producía en las calles.

R.V: En su opinión, ¿cuál es la primera prioridad de los excluidos de hoy? ¿Los derechos sociales?

A.A: En mi opinión, la opresión lleva a la gente a luchar por sus derechos, pero eso se fundamenta siempre en la idea de cierta generosidad por parte del opresor y de que es posible convencerlo de que haga algo que vaya en el sentido de la justicia. ¡Yo rechazo esa visión de las cosas! Para mí, lo más importante para los oprimidos es cuidar unos de otros, buscar la manera de trabajar juntos para construir un movimiento revolucionario. En ese caso, la búsqueda de los derechos resultará un elemento muy secundario.
Tenemos que rechazar la ideología del sistema, la ideología del supuesto derecho y luchar con más vigor, convencidos de que podemos triunfar.

R.V: Durante el huracán Katrina, lo único que el gobierno fue capaz de hacer para enfrentar el desastre fue enviar al ejército, en vez de verdadera ayuda para prestar auxilio a los afectados. Nueva Orleans sigue siendo hoy una ciudad devastada. ¿Qué enseñanza saca usted de la impotencia y del inmovilismo del gobierno estadounidense durante esa catástrofe?

A.A: Creo que es el ejemplo perfecto de lo que estaba explicando hace un instante. El huracán Katrina no sólo nos reveló el inmovilismo y la impotencia del gobierno, sino que nos enseñó que el gobierno no tiene intención de ayudar a los de abajo. Katrina no afectó solamente a los negros, aunque la mayoría eran negros, sino sobre todo a los pobres. No podemos tener fe en este gobierno ni en sus fuerzas militares para solucionar nuestros problemas. Lo que se debería extraer como lección es que nos necesitamos unos a otros, que no necesitamos a ningún gobierno, a ninguna autoridad.
Durante Katrina la gente tuvo que ocuparse de sí misma y sobrevivir por sí misma. Durante el desastre, e incluso después, hubo exmiembros de las Panteras Negras en el lugar de los hechos para ayudar a la gente a defender su barrio, a construir clínicas de emergencia, a organizar la distribución de alimentos y, más en general, a cuidar de sí mismos, porque era evidente que el gobierno no iba a venir a ayudarnos. También tuvieron que enfrentarse a las fuerzas militares que utilizaban sus armas contra la comunidad negra.

R.V: Usted es uno de los teóricos del anarquismo negro,11 que acaba de mencionar. ¿En qué se diferencia este del anarquismo que conocemos?

A.A: El anarquismo negro es muy sensible a las formas de autoridad y de opresión en las que un solo grupo tiene el poder de gobernar las vidas de los demás. En ese sentido, tenemos bases comunes con los demás anarquismos. La diferencia es que nos concentramos especialmente en la situación de los negros en los Estados Unidos y en el resto del mundo.
En los Estados Unidos, somos particularmente conscientes de que queremos poner fin a las acciones de la clase dirigente, pero lo estamos sobre todo de que nos dirigimos a la clase obrera, tanto negra como blanca. El anarquismo negro le concede un primer plano a la cultura negra: el jazz, el hip hop, las artes y la danza en general. Tenemos que utilizar esa fuerza para crear una sociedad más igualitaria en la que podamos reconocer que nos necesitamos unos a otros, porque mientras menos nos oprimamos entre nosotros, más capaces seremos de constituir una fuerza a favor del cambio.

R.V: Todos los movimientos contestatarios que lograron cambiar la sociedad estadounidense tenían una base religiosa. ¿Puede existir en los Estados Unidos un movimiento de ese tipo sin bases religiosas?

A.A: Personalmente, yo pienso que no puede existir un movimiento sin una dimensión espiritual, incluyendo los movimientos seculares. Pienso que hay que saber que Malcolm X y Martin Luther King –el real, no el que nos presenta G. W. Bush– eran verdaderos revolucionarios. Eso quiere decir que tener convicciones espirituales o religiosas no es ni reaccionario ni negativo. Es una forma de analizar la realidad.
Lo mismo sucede con los zapatistas, que se apoyan en la Teología de la liberación. Ellos recurrieron a esa dimensión para entender lo que les estaba sucediendo y reunir las bases de su propia comunidad para que pudieran vivir y luchar. Nosotros tendremos que aprender a lidiar con el problema de las diferencias de ideologías y creencias. Lo que debemos tener en común es la práctica y ciertos valores, como pronunciarnos contra el capitalismo y contra el racismo, por ejemplo.
Yo diría, por otra parte, que está la religión del opresor y la del oprimido. Hoy, cuando llegué a mi casa, antes de que usted llamara, estaba leyendo un libro sobre el cristianismo negro, que utiliza la Biblia para liberarse, no para ver en ella una interpretación esclavista y de aceptación del sometimiento.
Hoy en día no debemos condenar el Islam porque no estemos de acuerdo con la religión en sí misma, sino que debemos preguntarnos cómo puede convertirse en un medio de resistencia contra el imperio. Y ver todo lo que hace el movimiento musulmán, ese movimiento en cuyo seno las mujeres luchan por hacerse escuchar más; ese movimiento en el que la gente busca la religión como referencia para crear un modelo social diferente al capitalismo. Muchas cosas están sucediendo y nosotros las criticamos y las condenamos sin comprenderlas realmente.

R.V: El PPN siempre dio muestras de simpatía por los demás movimientos de liberación del mundo entero, como el FLN de Argelia, o la OLP de Yaser Arafat. ¿Qué piensa usted de los movimientos árabes musulmanes, como Hamas y Hezbollah?

A.A: Es interesante que me lo pregunte. Lo que muchos de nosotros, en el seno del PPN, estamos comenzando a saber sobre Hamas y Hezbollah es que han trabajado durante años para desarrollarse y salvar a su pueblo. Han creado lo que aquí llamamos programas de subsistencia. Es lo mismo que hicimos nosotros con el PPN. La gente está sorprendida de la fuerza que tienen Hezbollah y Hamas. Pero es porque esos movimientos se mantienen al tanto de las necesidades de la población.
Y eso fue una de las cosas más importantes que en su momento hicieron posible la existencia del PPN con sus programas de subsistencia: los desayunos gratuitos, la distribución de ropa y el entrenamiento en el uso de armas de fuego para poder defenderse de la brutalidad policial. Fue así como la gente empezó a apoyarnos y a identificarse con nosotros. Eso mismo es lo que sucede con Hezbollah y Hamas. ¡El problema es que hay gente que los rechaza por su religión! Volviendo al ejemplo del PPN, nosotros nos identificábamos con las teorías marxistas, socialistas y maoístas, y los medios lo utilizaron para empujar a la gente a rechazarnos. La gente debe saber que esos dos movimientos árabes han encontrado una vía de resistencia, y que lo hacen lo mejor que pueden.

R.V: Estamos de acuerdo en que Hamas y Hezbollah han adoptado un modo de acción comparable al del PPN. Al igual que a este último, los califican de “movimientos terroristas”, cuando en realidad garantizan la autodefensa de la población, ayudan mediante programas sociales y aspiran a la liberación de su pueblo. Entonces, ¿qué es lo realmente nuevo desde la época del PPN?

A.A: Pienso que hay muchas similitudes, en el sentido de que son movimientos que luchan para liberar a su pueblo, que también entendieron la importancia de los programas de ayuda social para unir a su pueblo y para crear una fuerza social capaz de sobrevivir y de liberarse de la opresión nacional e internacional. De la misma manera, cuentan con jóvenes dispuestos a sacrificar sus vidas por esa causa. En más de un sentido, me parece que tenemos muchas cosas en común.
No sé cuál es exactamente su visión de la sociedad ideal que quisieran construir, pero apoyo en ellos la voluntad de emancipación. La necesitan mucho. No importa lo que haya alrededor. No importa que los cambios surjan en medio de la lucha. Al igual que otros movimientos, no se trata de grupos monolíticos: hay diferentes opiniones e ideas diferentes, y tendrán que reflexionar y luchar para tratar de encontrar las mejores ideas, mientras tratan de consolidarse como comunidad de resistencia.

R.V: Pero Hezbollah logró resistir y ganar la guerra que Israel desató contra El Líbano durante el verano del 2006. ¿Por qué al PPN le resultó más difícil luchar contra su propio sistema, mientras que Hezbollah logró ganarle a Israel?

A.A: Buena pregunta. Sin dudas porque el PPN era muy joven. Y el tipo de lucha que estábamos librando era algo muy nuevo para nosotros. No teníamos experiencia, aunque tratábamos de aprender todo lo que podíamos. Por eso establecimos lazos con otros movimientos, desde la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) pasando por los movimientos africanos, hasta el Frente de Liberación Nacional de Vietnam. Queríamos aprender lo más rápido posible. Pero al mismo tiempo, el sistema también elaboraba estrategias lo más rápido posible para destruirnos. Ellos tenían experiencia. Ya habían destruido movimientos revolucionarios durante generaciones en todo el mundo.
Sin embargo, se quedaron estupefactos ante el nacimiento de una revolución en su propio territorio. Así que inventaron el Cointelpro. Y como no teníamos experiencia, las tácticas que utilizaron para dividirnos dieron resultado. Sin hablar de los medios de comunicación, que trabajan para apoderarse de los corazones y las mentes de la comunidad negra y blanca con mensajes del tipo “Aléjense de esa gente. No los apoyen. ¡Son terroristas!”
La situación de Hamas y de Hezbollah es diferente, porque pueden luchar de varias formas, han tenido altas y bajas durante dos décadas. Pienso que eso los ayuda, en cierto sentido, a ser capaces de desarrollar una forma innovadora de organización. Nosotros no fuimos capaces de hacerlo. Pero los éxitos de Hezbollah y Hamas nos enseñan muchas cosas. Estamos reflexionando sobre lo que tenemos que hacer para volver a crear un movimiento con esa determinación.

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Notas:

1—Alex Haley y Malcolm X: The Autobiography of Malcolm X, Research & Education Association, 1966.
2—La paternidad de este concepto pertenece a Robert F. William, escritor y dirigente negro de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP). Pero los primeros en utilizarlo públicamente como lema fueron Willie Ricks y Stockely Carmichael, organizadores y voceros del Student Nonviolent Coordinating Comitee (SNCC). Stockely Carmichael era conocido como militante del movimiento por los derechos civiles, pero poco a poco se fue separando del movimiento de Martin Luther King para incorporarse al Partido de las Panteras Negras y se convirtió en su primer ministro honorífico. Como reflejo del desacuerdo que existía en el seno del movimiento negro sobre las vías a seguir –violencia o no violencia– y los objetivos a alcanzar –integración o separatismo– para lograr la liberación de la comunidad negra, la ambigüedad del lema fue motivo de polémica. Su traducción exacta vendría siendo: “poder (socioeconómico) para los negros”. Pero los racistas de todos los pelajes podían interpretarlo como “El poder para los negros”. Fue esa una de las razones por las que Martin Luther King se negó siempre a convertirlo en lema del movimiento por los derechos civiles.
3—Obra de referencia para los Panteras Negras de aquella época y los anticolonialistas hasta nuestros días.
4—Subgénero de la música rap en que las letras le conceden mucha importancia a las historias de gángsters y drogas.
5—Christiane Saint-Jean-Paulin: La Contre-culture. États-Unis années 60, Naissance de nouvelles utopies, Éditions Autrement.
6—Programa de contrainteligencia aplicado en los Estados Unidos entre 1956 y 1971, dirigido contra organizaciones que se consideraban radicales, y encaminado a desbaratar y eliminar esos movimientos y a sus líderes.
7—Ley del Congreso estadounidense promulgada por el presidente G. W. Bush en octubre del 2001. Su objetivo es restringir una serie de derechos constitucionales con el propósito de ampliar el poder represivo del Estado sin la intervención del poder judicial.
8—Los programas del Black Panther Party, redactados en octubre de 1966 por los dos fundadores del partido: Huey P. Newton y Bobby Seale. Ver Tom Van Eersel: “Lo que queremos, en qué creemos, en 10 puntos”, en Panthères noires: Histoire du Black Panther Party.
9—Barrios deteriorados que son renovados, las propiedades se encarecen y los antiguos habitantes se tienen que mudar.
10—Más de un millón de negros se encuentran en las prisiones estadounidenses por motivos diversos. En la práctica, están obligados a realizar trabajos forzados. Esa mano de obra se ha hecho indispensable para el funcionamiento de la economía estadounidense.
11—Para más información sobre el anarquismo negro, consultar el sitio web de Ashanti Alston, www.anarchistpanthers.net.

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