Es el orden cósmico, diría ella, si buscara una explicación para este encuentro. Han sido muchas las veces que he penetrado, desde mi distante cercanía, al sitio donde suele reunirse Artistas en Resistencia. No recuerdo cómo llegó a mí la primera alusión a este grupo que se armó de cultura contra los golpistas y la represión instalada en Honduras tras el 28 de junio del 2009. Pero, al conocer su existencia, mis ojos han frecuentado su poesía tierna y huraña, sus canciones de protesta; han seguido el humo que desprenden sus debates en un café.
Por eso, resulta casi novelesca esta posibilidad de conversar, en La Habana, con Lorena Zelaya. Aunque, es una sensación efímera; se esfuma cuando mi entrevistada revela su atención a los sucesos místicos y su creencia más en la predestinación que en lo fortuito. Tiene la mirada de mar. Me hundo en la historia que cuenta. Su voz da vida a esas palabras que pegaron artistas hondureños en una web para enterar al mundo de su lucha:
“El golpe de estado en Honduras hizo que se conformaran y organizaran muchos grupos. Así surge, por ejemplo, Feministas en Resistencia; los y las artistas también empiezan a integrarse y ofrecen una producción tan maravillosa a toda la lucha, con una creatividad y una originalidad impresionantes, que puede verse tanto en las calles como en las imágenes que se reproducen en segundos.
“Muchos artistas, mujeres y hombres que trabajan en el arte porque lo consideramos sobre todo un trabajo , se juntan y comienzan a hacer sus propias propuestas, a tener sus propias discusiones desde ese espacio denominado Artistas en Resistencia.
“En otros tiempos no había este grado de organización, aunque quienes pertenecen a este grupo tienen nexos con movimientos y luchas anteriores. Es decir, existe un precedente, su surgimiento no es por arte de magia. Pero ahora hay mayor cohesión, se articulan como grupo y tienen sus propios cuestionamientos y escritos. Su trabajo va mucho más allá del que se genera en las calles. Dentro del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), los y las Artistas también tienen su espacio”.
Pero es, ya lo decía Lorena, desde la ruptura y la renovación que trabaja este grupo. Su única norma es la originalidad, por eso una frase de Bukowski sirve como manifiesto para desoírle justificaciones a la desidia: Creo que tienes que meter la cara en el barro de vez en cuando… y todo esto lo digo porque los poetas que he conocido han sido siempre unas medusas reblandecidas y unos arribistas. Por eso, sus tertulias salvan a los cafés como reductos de las revoluciones, y hasta borran el crepúsculo de las palabras que dijera Galeano, aquella vez, en Sorocabana, frente a Bonasso. Y llegan, con un pie en lo bohemio y el otro en las inaceptables circunstancias a conspirar por la más realizable de las utopías.
“La organización surge en Tegucigalpa –continúa Lorena-, extendiéndose a otros departamentos en el país que tienen muchas expresiones artísticas. Café Paradiso acogió los primeros encuentros. Suena un poco loco porque puede resultar muy expuesto, ya que hay gran compromiso de Artistas con el proceso popular. Hay voces muy reconocidas como el fotógrafo Fabricio Estrada, la cantante Karla Lara, Fernando Rey y Oscar Estrada, que hacen películas, entre otros. Pero, en Honduras, hemos aprendido que con mayor exposición también podemos lograr más protección y sortear la constante represión.
“No pertenecí a Artistas desde su surgimiento. Me incorporé recientemente y cuando llegué por primera vez me pareció agradable, fluido, que tantos esquemas y estructuras se rompían… Normalmente entramos a las seis de la tarde. Para las reuniones no existe un orden preestablecido: se construye entre todos y todas, sin rigidez. Paradiso, es un espacio bonito y acogedor.”
¿Cómo logra Artistas no reducirse a un grupo de intelectuales y convertirse en un espacio amplio, al que pueden entrar creadores y defensores del arte como forma de resistencia?
“Esto ha sido un aprendizaje. La organización permite el acceso a todo el o la que quiera entrar. Por ejemplo, no podría decir que soy artista y sin embargo, pertenezco a este grupo. Lo que sí debes tener claro si te incorporas que este no es un espacio rígido; vos no debes esperar directrices, porque las construimos en colectivo. Todos y todas podemos opinar, expresarnos y disentir sin dejar de encontrarnos. Es muy nutrido, horizontal, aunque no me gusta esta palabra porque se ha vuelto demasiado discursiva. Pero, Artistas es participativo.
“Cada una asume tareas, de acuerdo con sus tiempos y capacidades. Artistas ha incursionado en innumerables espacios culturales de la resistencia, no solo para el público de Tegucigalpa o San Pedro Sula, que son las dos ciudades más pobladas del país, sino que hacen giras, van a las comunidades, por ejemplo: al Aguán que ha sido tan golpeado por los militares y la policía, pues la represión allí es diaria y extrema. Ellos y ellas generan encuentros de la gente con el arte, la cultura y por qué no decirlo con la política. Es una intelectualidad que no está en la estratósfera, su mayor logro es el contacto con la población y traducir tantas discusiones a través del arte.
“En las movilizaciones, caminamos, gritamos, cantamos con toda la gente. Creo que el golpe si ha tenido algún beneficio podría ser la impresionante producción de los y las artistas, sobre todo de jóvenes, en beneficio de la cultura hondureña. Cambian hasta la concepción de las movilizaciones, pues estábamos acostumbrados a formas cuadradonas, en filas, y con su creatividad le imprimen frescura. La manera de tomar los muros y paredes es original, descubrimos que era la oportunidad de mandar todos los días un mensaje. Ahora, puede aparecer en un muro algo así como: no pintes que mañana vuelvo.
“Tal vez como otros grupos, Artistas se había mantenido en el espacio de lucha de los derechos personales y colectivos, pero hoy, es una organización dispuesta a apostarle a la propuesta política de la refundación.”
¿Cuáles consideras, son los aportes políticos de Artistas en Resistencia a este proceso de refundación de Honduras?
“Nuestro lema en Artistas es nos refundamos o nos refundimos. Formamos parte del grupo de organizaciones que creemos en la necesidad de profundizar la desobediencia civil, la insurrección no armada y sobre todo en la participación, pues pensamos que nuestra lucha no desembocará en un proceso armado. Pero sí tiene que haber mucha organización de la población; eso es clave, y no se trata de una estructura piramidal, sino de que la gente, con un alto nivel de conciencia, pueda decidir cómo actuar en un momento determinado. Por ejemplo, cuando se inició la declaración soberana para la auto convocatoria a la asamblea nacional constituyente, la idea era que ese proceso llevara a un cuestionamiento sobre qué significaba la constituyente y eso necesariamente conduciría a discutir a profundidad en cada espacio sobre la refundación de Honduras.
“Consideramos que los tiempos electorales y los del proceso social son distintos. El Frente es tan amplio que a veces es muy complicado lidiar con esta diversidad. En Artistas no hay solo un alto conocimiento cultural, sino político, y las argumentaciones que salen de nuestro grupo no son de confrontación; queremos colocar nuestra línea de pensamiento y trabajar en medio de la diversidad de organizaciones y propuestas.
“En Artistas todos y todas aportamos desde cualquier espacio. Se va haciendo una construcción colectiva. Aunque no hables en una asamblea, las articulaciones que se dan entre la gente es poder. Se trata de poder hacer algo. No creo que la toma del poder ahora cambie las cosas. Siento que nos impacientamos por los muchos días en las calles, por los muertos en los cementerios, porque ´si no es ahora no es nunca`, como decía un compañero. Sin embargo, han pasado solo dos años. Creo que lo que toca hacer es seguir discutiendo entre nosotras y nosotros cómo queremos que sea Honduras e irla construyendo. La refundación es más que una asamblea constituyente y por eso, tenemos que organizarnos y pensar en lo que significa este proceso, pero creo que es importante trabajar en colectivo.
“Es una propuesta de cambio con relación a cómo han sido las cosas en Honduras, esto nos lleva a replantearnos cambios en todos los espacios, en la comunidad, en la familia, en la organización, en lo cultural, entre otros”.
¿Cómo concibe Artistas en Resistencia la democratización de la cultura en ese nuevo país que se construye?
“La democratización del arte no queda solo en lo movilizativo. En el camino hacia una asamblea nacional constituyente hemos pensado cómo posicionar el arte y la cultura más cerca de la población para que sea parte de nuestro desarrollo social. Hemos visto cómo la gente queda maravillada ante un teatro que habla de la situación tras el golpe de Estado, y para hacerlo no hemos dispuesto de grandes escenarios. Se están haciendo cosas muy interesantes desde el arte, en las comunidades, en diferentes espacios que nos indican la importancia de aportar a esa constitución de una forma clara y honesta para no convertirla en un parche, como quiere hacer el gobierno de facto de Lobo en el país”.
Minutos antes de cerrar nuestro diálogo le pido a Lorena que me ayude con su presentación. Pensaba darle un lugar prioritario al editar, pero su respuesta devino, más que su historia, un relato sobre los inicios de este proceso de transformación político y social que vive Honduras. Por ello, evité cambios espaciales y coloqué a continuación este fragmento, como una especie de cierre a lo que ella nos viene contando:
“Me considero anarquista y feminista. De hecho, me he fijado en Honduras, y he visto lo mismo en Cuba, que no hay muchas estatuas dedicadas a las mujeres y constituimos más del 50% de la población hondureña. Me duele cuando las que nos representan asumen el discurso de los hombres. Todavía falta hacer mucho por el reconocimiento a las mujeres.
“Estudié medicina pero he hecho disímiles cosas. Antes del golpe, entre otras responsabilidades, por el 2000, empezamos a trabajar fuerte contra el TLC con Estados Unidos. Nos enfrentamos al neoliberalismo, al sistema capitalista que genera toda esta situación que tiene mi país y lo que nos hace individualistas. Ya había tenido este sentimiento desde la primera vez que fui a una movilización. Fue contra el consorcio de la Florida, y querían que nuestras escuelas copiaran a las gringas. Entonces tenía 11 años, y ahí comenzó mi largo caminar.
“Desde que se formó el Frente, en ese momento llamado Frente contra el golpe de estado, me incorporé. Antes, pertenecía a la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, que era un movimiento nacional, también diverso. La coordinadora vivió desde el 2003 y tenía un sistema de organización diferente al FNRP. Predominaba la modalidad de conversatorios, y se movía por todo el país. Cada dos meses discutíamos sobre temas sociales, la privatización de la universidad, de la salud, de los aeropuertos; los asesinatos de compañeros y compañeros en el Aguán, pues esta represión existía antes del 28 de junio.
“Cuando surge el Frente, la coordinadora disminuye sus espacios, ya que quienes la conformaban son las mismas organizaciones y personas que hoy forman parte del FNRP. Ahora la Resistencia es más amplia, pero a veces, quienes integrábamos la coordinadora, nos reunimos para discutir cómo anda el Frente.
“Dentro del FNRP, opté por pertenecer a Artistas porque lo considero muy abierto, llegan feministas, de la comunidad de la diversidad sexual, personas con un pensamiento menos rígido. Como decía, he estado en otros espacios, pero creo que este se aviene más a mi forma de ver, hacer y reflexionar. También podría militar con las Feministas, que han hecho un aporte fabuloso. Pero prefiero los espacios mixtos para trabajar”.
Una última pregunta, Lorena: ¿por qué esta asidua peregrinación a Cuba?
Sonriente, y con alivio, como quien empieza a calmar una callada sed de nostalgia, me habla de sus nexos con esta Isla:
“Mi abuelo tuvo que dejar Honduras e irse a México. Llevaba a mi papá de 40 días, allá nacieron sus hermanos y hermanas. Su hermano, Alfonso Zelaya, había adoptado el apellido Guillén como nombre, que era el de un tío suyo, reconocido como escritor. Pues, Alfonso Guillén Zelaya, el hermano de mi papá, vino con Fidel en el Granma y luego hace vida en Cuba. Por eso, tengo familia aquí, lo que ha significado siempre una gran emoción.
“Alfonso era un personaje. Me acuerdo que en la casa de mis padres, en Honduras, no nos gustaba atender el teléfono y él siempre se hacía cargo cuando nos visitaba. Le decíamos que lo llamaban y enseguida respondía, de todas formas él era el importante, ¿no? Recuerdo que mi papá, se refería a Alfonso con admiración y respeto, pues hizo muchas de las cosas que mi padre hubiera querido hacer.”
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Notas
1 Ver http://artistaresiste.blogspot.com/
2 Me refiero a las palabras de Eduardo Galeano en El último café, entrevista realizada por Miguel Bonasso. En El instante fugitivo. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2005, pp.97-105.
3 Alfonso Guillén Zelaya Alger, Conocido como “El mexicano del yate Granma”.