Religión, fe y revolución

Isabel Rauber

La Teología de la Liberación entra tarde en Cuba

Tengo entendido que la Teología de la Liberación entró tarde en Cuba y que no fue asimilada igual por todos los sectores. ¿Cómo la recibieron ustedes?

La Teología de la Liberación fue vista aquí, al principio, con suspicacia por parte de los cristianos revolucionarios. Muchos desconfiaban, pensaban que era un engendro de la CIA para aplacar el avance del comunismo en América. Algunos afirman hoy que Cuba influyó en la Teología de la Liberación. Yo creo que la experiencia cubana influyó en que la América Latina se pusiera a pensar. Ahora, la Teología de la Liberación, como tal, nos llegó tarde a los cristianos cubanos. El Concilio Vaticano II entró tarde en Cuba, por el bloqueo y todas esas cosas. Y te digo que fue vista con suspicacia…

¿Cuándo conocieron la Teología de la Liberación?

El año de la Teología de la Liberación es el 68, con Medellín, Puebla. En esa época aquí todavía estábamos en nuestras luchas. Date cuenta, la UMAP se creó en el 65. En el 71 vinimos para La Habana, y en ese año Raúl va a la Unión Soviética. En 1978 Raúl viaja a México para estudiar en la Comunidad Teológica del Seminario Bautista, que es de orientación progresista. En esa época, Augusto Coto nos da un cursillo intensivo sobre Teología de la Liberación, auspiciado por el Seminario de Matanzas, en el Centro Metodista de Ky 25, en La Habana.
Se pide a las iglesias extranjeras que envíen visitantes con alguna reflexión teológica sobre la cuestión social, con nuevo enfoque de lo que la fe cristiana puede aportar a la sociedad. Por ese entonces nos conectamos también con Luther King, que era un pastor bautista que se identificó con la lucha de su pueblo pobre. Fue Premio Nobel de la Paz. Un bautista que recibe el Premio Nobel de la Paz es alguien importante. Cuando lo asesinaron, empezamos a cuestionarnos quién era Luther King. Se crearon las jornadas teológicas para reflexionar sobre su pensamiento, comenzaron a venir teólogos norteamericanos negros que trabajaron con él, y todo eso contribuyó a formar nuestra reflexión teológica.
Yo participé, pues, en las conferencias de reflexión teológica del Movimiento Estudiantil Cristiano, que, entre los años 78 y 80, hizo muchos estudios de la Biblia desde esta óptica de liberación. Todo eso me ayudó, porque la preparación académica en el seminario era muy conservadora, con libros del siglo pasado desconectados de nuestra realidad. Se despertó en mí un ansia de saber las cosas nuevas que alimentaban y enriquecían mi fe y daban respuestas a mis inquietudes. Lamento el tiempo que perdí, que en realidad no es perdido, porque todas las contradicciones me ayudaron después a buscar y encontrar la respuesta.

¿Y cuál fue la respuesta?

Que la fe no está reñida con la política; al contrario, es en ella donde se manifiesta de manera integral. El objetivo de la fe es la realización del Reino de Dios.

¿Cuáles serían los aspectos fundamentales que dan vigencia a la tarea del cristiano en una sociedad en la que la liberación está en marcha?

No te voy a dar una respuesta con el lenguaje, vamos a decir, profesional, teológico, sino como yo la he percibido, como ha llegado a mí y como puedo expresarla. Primero, Cuba es un país en revolución, pero una revolución no es algo acabado. Como dijo Pablito Milanés, esta no es una sociedad perfecta, sino que lleva un proceso que te va liberando, como es el proceso de liberación de la mujer, que no ha acabado.
Existe ya la sustentación legal, así como la conciencia del pueblo, pero hay mucho que bregar todavía, porque en el proceso se dan contradicciones que expresan equis problemas por superar. Vivimos un proceso de liberación, pero no hemos llegado a la perfección, y en la economía estamos en una etapa dificilísima para sobrevivir, para salvar nuestra revolución. Lo que te quiero decir es que los elementos de la Teología de la Liberación han de servir aun en estas condiciones, como el marxismo, que sirvió para ayudar a la liberación económica, social, política, y también se aplica en la construcción de la nueva sociedad.
Los dogmas y las doctrinas estáticos, tanto si se dan en la iglesia como en el marxismo, como en cualquier movimiento humano, son caldo de cultivo para la infiltración de la levadura de los fariseos. Esa es mi experiencia, tanto política como religiosa. La vida humana, como toda la vida, es dialéctica, y yo entiendo que este es un proceso de perfeccionamiento.

¿En qué aspectos fundamentales te ha ayudado la Teología de la Liberación en este proceso?

Bueno, la Teología de la Liberación me ayudó a ver en la Biblia lo que antes no veía: la relación estrecha entre los fenómenos religiosos y el contexto histórico en que vivimos. Lo que llamamos en nuestro lenguaje religioso “la salvación”, es también la liberación, que es integral. No es la salvación del alma solamente, sino que abarca al ser humano en todos los aspectos y se da en el contexto en que nos ha tocado vivir. La Teología de Liberación nos permitió entender que somos historia, en una sola palabra, que en esa historia se realiza nuestra fe y que esa fe tiene que hablarle a esa historia. Este es el instrumental principal que me ha dado la Teología de la Liberación: comprender la historicidad de la fe. Y que la liberación ―aun cuando la revolución haya logrado la emancipación política―es un proceso, un camino hacia el perfeccionamiento de la sociedad. Se cambian las estructuras, pero esos cambios, a veces, generan también otras contradicciones.

El marxismo y su crítica a la religión

¿Qué opinas del marxismo y su crítica a la religión?

La Teología de la Liberación nos ayudó también a ver el marxismo como un instrumento de análisis. Yo no te puedo decir que sea marxista, porque no he leído a Marx como he leído la Biblia, pero comprendo los valores del marxismo y su crítica a la religión. Asumirla, en vez de hacernos perder la fe, nos ayuda a enriquecerla y a decantar de ella los elementos sociológicos y burgueses que la han permeado a través de la historia, al desarrollarse la iglesia en un medio capitalista. El marxismo me ayudó a purificar mi fe y a hacerla más plena.
En cuanto a la cuestión teórica de la visión marxista de la religión, quizás entraríamos en una discusión; pero estimo que no vale la plena establecerla en estos momentos, ni es nuestro objetivo. Solo te diré que nosotros no podemos ver la religión como una creación de los seres humanos ante las cosas de la naturaleza que no se explican, ante problemas que no pueden resolver por sí mismos. Nuestra experiencia de fe es diferente.
Por eso a veces decimos que cristianismo no es religión, sino fe, y en ello hay una diferencia. La religión es el esfuerzo del hombre para encontrar respuesta, protección y ayuda ante lo que no se explica, que así es como el marxismo entiende el origen de la religión. El cristianismo cree que Dios es el que viene al ser humano personificado en Jesucristo, y es Jesucristo el que establece el puente roto entre Dios y los hombres. Son cosas muy profundas y discutibles.
A mí, por ejemplo, me hubiera sido mucho más fácil hacer lo que muchos cristianos, incluso pastores, en los difíciles años sesnta y setenta: dejar la iglesia, abandonar la fe y convertirme en revolucionaria, porque yo tenía suficiente bagaje para ello. A lo mejor hubiera recorrido un largo camino en ese sentido; a lo mejor hubiera llegado a ser hasta dirigente de la Federación, o hubiera hecho una carrera universitaria y hubiera tenido un estatus dentro de la Revolución. Pero, ante mis dudas, ante mis crisis de identidad, me sentí atrapada por Jesucristo. Y nunca me falló. Es una experiencia íntima muy difícil de explicar y son cosas muy subjetivas que pueden ser discutidas hasta científicamente, pero mi experiencia profunda de fe es que Jesucristo constituye una realidad en mi vida y en la vida de muchos.

¿Cómo se manifiesta esa diferencia entre religión y fe en tu relación con la comunidad?

Haciendo ver que la fe no es el toma y daca que resulta de buscar a un Dios que me resuelve los problemas, de que vengo con mis necesidades que no satisfago por otros medios y busco la ayuda de la iglesia o de Dios para que me las solucione, sino que es una vivencia, una cosmovisión. La diferencia entre los marxistas y quienes asumimos una actitud revolucionaria pero también tenemos una fe religiosa, es la cosmovisión de la vida. Nosotros creemos que Dios está presente en la historia, que el marxismo esquematiza en leyes de la historia, y que, además, actúa a través de los seres humanos.
Creo firmemente en esto, y pienso que los seres humanos estamos en armonía con el universo y con todo el propósito primario del universo, cuando logramos esa armonía de amor, de fraternidad, se confiese o no la fe. Jesús mismo lo dijo: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará al reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi padre…”
Para mí es muy importante el amor. Las relaciones que deben predominar entre los seres humanos son el amor y la fraternidad. Es una convicción muy profunda a la que se ha llegado a través de todo el accionar teológico. El amor eficaz, lo que planteó Camilo Torres. Y creo que esa alternativa de vida es posible para el ser humano, a pesar de que el panorama mundial se presente hoy tan oscuro.
La otra convicción profunda es que debe asumirse la fe como un estilo, como una actitud ante la vida. Y ahí hay para mí un punto importante: la sencillez. Mientras existan diferencias en este mundo, mientras los seres humanos no podamos ser plenos, no tenemos derecho a disfrutar. Creo que eso es muy del Che, que influyó mucho en nuestras vidas. Esto es fundamental: un estilo de vida sencillo, la opción por el pobre.

¿Qué significa para ti esta opción?

No quiere decir que hagamos como María Antonieta, que se disfrazaba de pastorcita para sentirse conmovida con los pobres y acabó guillotinada por ellos mismos, sino que se trata de la identificación de nuestra fe con los pobres. Es la lucha por la justicia, por la paz, por el amor, por los que combaten en el contexto histórico en que se da nuestra fe. Otros lo hacen aun sin pensar en Jesucristo, pero Jesucristo está presente en todos ―aunque no lo confiesen―cuando luchan por la justicia, por la paz, por el amor, con toda honestidad, entrega y sinceridad. Esa es la diferencia que veo entre fe y religión.

Coincidencia entre planteamientos revolucionarios y cristianos

¿Qué planteamientos de la Revolución son, en tu opinión, los que más han llegado a los cristianos?

Yo te digo que sensibiliza mucho a cualquier cristiano, por ejemplo, la atención a la salud. Porque Jesucristo ―dice la Biblia―predicaba el Reino de Dios, pero también sanaba las dolencias del pueblo. La falta de salud es uno de los sufrimientos humanos ante el cual todo somos sensibles. Puede ser que por eso haya muchos médicos cristianos en nuestro país. Este es un aspecto con el cual yo creo que todo el mundo se siente identificado, porque reconoce el bien que se hace a nuestro pueblo. También en la esfera educacional. El cristianismo es una doctrina cuya base de enseñanza está en la Biblia, que consideramos el libro de los libros. Se supone que todo cristiano aspire, por lo menos, a saber leer para leer la Biblia. Hay un incentivo cultural en eso. La educación abarca la integralidad de la vida, y para nosotros es muy importante lo que se ha hecho en ese sentido.
Creo que el cristianismo y la Revolución se dan la mano en cuanto a solidaridad. El cristianismo verdadero tiene que ser eminentemente solidario. Y eso parte de Dios, que se solidariza con el ser humano, hace que su hijo sea hombre, se identifique con la humanidad y muera por ella. Ese es el primer acto solidario de Jesucristo. Entonces, la solidaridad que reconoce la Revolución está muy identificada con el cristianismo, con el amor al prójimo, que es el único mandamiento, podemos decir, práctico, que Jesús nos dejó.
También nos identificamos con la dignidad que el ser humano alcanza en el proceso revolucionario como sujeto de la historia y como ser igual a los demás. Eso es muy importante, y en el cristianismo, sobre todo primitivo, se vio claramente.

¿Qué significa para ti el planteamiento del Che de formar el hombre nuevo con una nueva moral?

El cristianismo se plantea la nueva criatura a partir de su experiencia de fe en Jesucristo. El contenido de esta nueva creación es muy parecido a lo expuesto por el Che: un hombre solidario, fraterno, amoroso, desinteresado, que no lucha individualmente sino que integra a una colectividad para luchar juntos por un nuevo mundo. En el cristianismo, esta comunidad más pequeña es la iglesia, que aspira a revelar o reflejar los valores del Reino de Dios, que están muy identificados con los valores de la Revolución: la plenitud humana, la dignidad, el amor, el respeto, la igualdad, todas esas cosas que la Revolución también ha asumido. Yo creo que hay una identidad muy grande entre ambos pensamientos.

_Ustedes se proponen lograr en su trabajo con la comunidad una especie de síntesis
entre figuras de la Revolución y el trabajo teológico, ¿o no se lo han planteado? ¿Incorporan los planteamientos revolucionarios al debate o hacen una lectura puramente bíblica?_

No tanto en la iglesia, pero sí en los grupos de jóvenes hemos hecho reflexiones donde la figura del Che, que es tan admirada por ellos, ha salido a relucir como un hombre consecuente, coherente. Por ejemplo, Jesús dijo: “Nadie tiene amor mayor que este de dar uno la vida por sus amigos” . Y nosotros entendemos que eso fue lo que hizo el Che. En nuestra iglesia hace poco realizamos una jornada sobre responsabilidad social del cristiano y estudiamos la vida de aquellos que, como Frank País, Oscar Lucero, Esteban Hernández y otros participaron en la lucha revolucionaria sin perder su identidad cristiana y fueron mártires de la Revolución. Es decir, se estudiaron como personas que, desde su fe, supieron dar su vida por el pueblo.
El día 8 de octubre el Centro Martin Luther King convocó a su equipo interno a llevar a cabo un trabajo voluntario en el propio local del Centro. Al iniciarlo, hicimos una meditación sobre un pensamiento del Che acerca del trabajo voluntario, y yo leí un pensamiento bíblico del Apocalipsis que dice que el muerto no queda atrás, porque sus obras le siguen. Esto lo apliqué al Che.

¿Cómo repercutió el libro de Betto, Fidel y la religión, entre los cristianos cubanos?

Ese libro constituyó uno de los momentos, podemos decir, más significativos para nosotros, y creo que también para Cuba. Cuando salió, la gente lo recibió como pan caliente. Sucedió algo parecido con la reunión que sostuvimos con Fidel, que se dio por televisión. El libro de Betto ayudó a clarificar el ambiente hacia los religiosos en nuestro país. Contribuyó al clima de distensión que existía ya entre la iglesia y la sociedad. Y, sobre todo, fue importante para el pueblo, porque ayudó mucho a que este dejara de mirar con reserva a los cristianos.

¿Ustedes lo utilizaron en sus debates internos?

Nosotros sí. Inclusive, Raúl y yo participamos en un encuentro en Alemania, en 1990, donde se estudió ese libro y se pidió nuestra opinión. Las iglesias más conservadoras quizás no lo entendieron, pero su publicación constituyó un motivo de regocijo para la mayoría de los cristianos.

*Perder el miedo a la crítica constructiva *

¿Qué papel le otorgas a la crítica dentro de la Revolución?

Para mí es muy importante. El primer crítico de la revolución fue Fidel cuando, en un discurso, se viró hacia Camilo y le preguntó: “¿Voy bien, Camilo?” Yo creo que no debemos tener miedo a la crítica. Pero no se trata de criticar. Hay que cuidarse de no darle armas al enemigo. Aunque a veces se ha abusado de la lógica del enemigo y entonces se han “tapado” las cosas. Y eso no puede ser, porque la falta de crítica conduce a la doble moral. Si las personas sienten que algo anda mal, pero no lo pueden decir porque el ambiente es de no decirlo, aparece la doble moral. Debemos perder el miedo a la crítica constructiva. La crítica desempeña un papel fundamental y nos puede hacer más honestos.
Quizás la palabra crítica esté gastada, más bien me gusta utilizar la palabra evaluación, porque expresa los logros y las deficiencias. Creo que la Revolución tiene que hacer evaluaciones constantemente, precisamente porque es un proceso de seres humanos con contradicciones, caracteres diferentes, donde muchos elementos subjetivos y objetivos entran en juego. En estos momentos difíciles es quizás una tarea un poco espinosa, porque hay que salvar la Revolución. Pero yo estimo que señalar es también una forma de hacer. A mí me preocupa mucho, por ejemplo, que en el Período Especial el proceso de rectificación se vea afectado. Las concepciones erróneas tienen que ser rectificadas, así como la práctica de ciertas cosas en la economía o en la educación, o donde quiera que se haya fallado.

_¿Cómo evitar que todos los cristianos se sientan atacados cuando la Revolución
critica a alguno de ellos?_

Ya te digo: hemos asumido cristianamente la crítica marxista hacia la religión, tratando de ser honestos con nosotros mismos y hurgar en los errores de la iglesia, en las manchas históricas. Cuando digo iglesia me refiero a todo lo que es el cristianismo como manifestación. Yo esto lo asumo con tranquilidad y puedo sacarle a esos errores la pureza de intención del cristianismo, como lo hago con la Revolución. Ni por los errores de la Unión Soviética, ni por los errores de los países socialistas, ni aun por los errores nuestros, he dejado de ser revolucionaria. Porque creo que hay una intención de justicia que es, hasta ahora, la alternativa para la humanidad frente al poder de la muerte y de la opresión. Es necesario perfeccionar el tránsito del ser humano hacia su plenitud.
Cuando es atacado un cristiano o una institución porque sus pasos no han sido correctos, con humildad debo reconocer lo que hay de cierto en eso y no sentirme aludida si, como cristiana, no he sido comprometida en esa acción. Yo también puedo cometer errores como cristiana, y agradecería el día en que mi iglesia me llame la atención.

El bloqueo visto desde la fe

¿Cómo caracterizarías el aporte de la fe en las condiciones actuales de la Revolución?

En las comunidades en que nosotros trabajamos como pastores, es muy importante que todos participen, porque los demás también nos aportan. Claro, nosotros le dedicamos todo el tiempo a ese trabajo, por lo que podemos leer más e informarnos mejor para transmitir tales vivencias a nuestra comunidad. Pero no se trata de que yo sea de avanzada y tenga conocimiento especial, porque la experiencia que ellos están viviendo como cristianos, y su interpretación de la Biblia, es necesaria para nosotros. Todo lo hacemos en comunidad, para que la comunidad crezca y sus integrantes sean los seres humanos plenos que queremos, a imagen de Jesús de Nazaret. Esto es lo que sentimos como el aporte de la fe: el aporte ético. Y, como parte de eso la lucha por la justicia permite convertir nuestra solidaridad en amor eficaz, pero ya no es la limosna, ni es la ayuda que se le pueda dar en un momento dado a una persona. Si tengo dos jabones puedo compartir uno, pero la situación de Cuba hoy requiere, principalmente, luchar contra el bloqueo, desde nuestra fe y desde nuestro pueblo cubano.
El bloqueo es lo que está afectando en primer lugar al pueblo cubano, y la iglesia debe denunciarlo desde la fe, insertarse también en esa lucha y hacer oír su voz profética. El bloqueo es una mancha que impide el avance del pueblo hacia el Reino de Dios. Así es como nosotros engarzamos nuestra fe con nuestra realidad.
Además, nuestra iglesia está enrolada en proyectos de ayuda comunitaria. Vivimos en un barrio que tiene viviendas muy deterioradas, y la iglesia busca ayuda económica para resolver esta situación. Es un proyecto en el que participamos todas las instituciones de la comunidad: Poder Popular, Taller de Transformación Integral, Centro Martin Luther King, y juntos trabajamos para mejorar la comunidad. Vemos nuestra fe en este sentido, como práctica de amor, justicia, paz.

_En la lucha contra el bloqueo se enmarca también el ayuno cristiano llevado a cabo
en agosto de este año frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en solidaridad con los ayunante \de Laredo. ¿Cómo valoras ese hecho, algo muy nuevo en Cuba?_

Bueno, como fui participante del ayuno me es difícil hablar, porque todavía tengo fresca en la memoria la emoción vivida y aprecio el significado profundo que tuvo para nosotros. Yo creo que fue una experiencia que contribuyó, asimismo, a la unidad del pueblo en estos momentos. Porque durante el ayuno vi desfilar mucha gente a pesar de la situación tan difícil que atravesamos, del agobio por la lucha cotidiana, de las dificultades con el transporte, del sol muy fuerte y el calor. Hasta minusválidos pasaron a vernos, a firmar el libro de solidaridad y apoyo.
Se recibieron miles de cartas, telegramas, poemas, todos con una creatividad tremenda. Hubo quien hizo un enorme papalote amarillo con un dibujo de la guagua detenida en Laredo y lo empinó allí. Y así fueron muchas las manifestaciones espontáneas del pueblo.
Eso contribuyó a embellecer un poco este momento tan difícil. En el ayuno nos unimos cristianos, creyentes de religiones de origen africano, comunistas, personas de diferentes posiciones. Se pudo palpar la unidad de la sociedad. Y para nosotros ello mantiene su vigencia.

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Notas

1 Juan 15,13.
2 Esta reunión con líderes evangélicos se celebró el 2 de abril de 1990.
3 Ese discurso fue pronunciado por Fidel Castro el 8 de enero de 1959 en el campamento militar de Columbia, convertido posteriormente en escuela con el nombre de Ciudad Libertad. Ese día Fidel hizo su entrada en La Habana después del triunfo de la Revolución.
4 En julio de 1993, IFCO-Pastores por la PAZ organizó una cruzada por los Estados Unidos con el fin de recoger donativos para distribuir entre el pueblo cubano y así contrarrestar la política del gobierno norteamericano. En Laredo, ciudad fronteriza con México, las autoridades estadounidenses se opusieron al paso de un autobús escolar con el pretexto de que podría ser empleado con fines militares en Cuba. Algunos de los integrantes de la caravana iniciaron una huelga de hambre que se mantuvo hasta que las autoridades permitieron el paso del ómnibus. En Cuba, un grupo de líderes cristianos comenzó solidariamente un ayuno frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, al cual se sumaron docenas de personas provenientes de diferentes sectores y lugares del país.

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