Una especie de reacomodo telúrico está teniendo lugar en la sociedad cubana actual. La sacudida remueve enormes capas asentadas, algunas de las cuales cristalizaron como construcciones culturales durante el período histórico de la Revolución. La fragmentación comenzó a hacerse notablemente visible durante el llamado Período Especial.
La actual fase necesariamente dará paso a la estabilización de un nuevo régimen de convivencia que podría emerger como resultado de una reformulación crítica del socialismo, de su reinvención permanente como ejercicio de poder y participación popular real y de libertad; o bien, en el otro extremo, si no estamos atentos a ello, resultar de la adecuación —explícita o no, voluntaria o inercial— de nuestra sociedad a la lógica neoliberal predominante en el mundo contemporáneo, tronchándose así el horizonte utópico y el misterio creador de la cultura cubana. Como todo drama social, espero que este marque el tránsito hacia una nueva etapa de nuestra historia. Este mundo que tanto cambió, finalmente nos ha cambiado.
Y en este contexto de cambio, en esta performance social, la Educación popular y el arte, en especial el arte teatral, pueden ocupar roles significativos dentro de la dramaturgia de la cultura cubana. Y visualizo este papel en procesos mucho más complejos que la educación y el accionar artístico comunitario, como existen en muchos lugares de la América Latina, o que los procesos de apreciación estética existentes en Cuba. Lo percibo más bien vinculado al proyecto histórico de transformación socialista, apostando a un cambio cultural a largo plazo de la conciencia, de las formas de relación y organización social.
Y esta dimensión transformadora hace trascender el papel significante de la representación teatral y sus concepciones políticas pedagógicas, para erigirse como otro modelo para construir y explorar colectivamente nuevas formas de relación, comunicación, humanización. Llegado a este punto, el teatro se vuelve una performance política que posibilita el develamiento de los procesos de introyección y naturalización de las relaciones sociales. Ese sería entonces, el primer paso: tomar conciencia. Supone luego una praxis de superación de esas relaciones sociales.
Estos enfoques de la Educación popular y el teatro hace que hoy nos rehusemos a continuar usando una “pedagogía de la nuca”, o usar, cual si fuera un típico teatro europeo burgués del siglo XIX, una estética monológica del proscenio, que imposibilita el diálogo entre miradas, entre palabras y cuerpos en la platea, y que dirige toda la atención de esta (su poder y su voz) hacia una única autoridad. Creemos que todo espacio de reunión puede ser “dialogizado”, sea en una escuela, una reunión con los trabajadores disponibles o un encuentro político o comunitario. Para posibilitar esos procesos participativos en la práctica, el espacio debe ser pensado en términos estéticos de una performance. Más no basta sustituir el proscenio por un escenario circular, o invitar representantes del público para interrumpir una acción del escenario (para transgredir sus límites o transformar la acción). Tenemos que aprender cómo transformar un espacio circular —y cualquier auditorio— en un escenario de diálogo, tenemos que aprender cómo construir una performance, donde todos puedan alternarse entre intervenciones e interpretaciones activas y continuas, y confiados en cómo usar y compartir un escenario colectivo.
Y de eso trata la experiencia sistematizada en el libro El viaje del colibrí: reconstruyendo una pedagogía arteducativa con y desde los niños, elaborada por el grupo de arteducadores que trabaja en el proyecto Zunzún y que hoy les presentamos aquí. Es la sistematización de un proceso artístico pedagógico infantil en el que se toma como centro de reflexión la metodología arteducativa empleada durante ocho meses de trabajo del Proyecto Zunzún en el Teatro Nacional de Cuba con niños y niñas de la comunidad de La Timba.
Con este material se exponen desde una mirada crítica los procedimientos estéticos y educativos a los que se acudió, que ubicaron el teatro y el arte en general como lenguajes pedagógicos y de transformación sociocultural, y su relación con la Educación popular. Es un texto que facilita, además, un importante instrumental estético para el trabajo arteducativo con niños y niñas.
El viaje transcurre por toma de decisiones cruciales, por contrapunteos, por frustraciones de los implicados, por incomprensiones de los espectadores, habituados muchas veces a un tipo específico de resultado artístico, y también trata de enmiendas.
Con ello ponemos al alcance de ustedes un grupo de saberes que se han ido conformando desde impulsos creativos, cooperativos, contradictorios, estéticos, y que han florecido desde el hacer diario con los niños y las niñas. Este viaje es, en resumen, el intento de al repensarse críticamente una praxis arteducativa, hacer de ella una práctica transformadora y comprendida.
- Los textos agrupados en esta sección son las presentaciones de El viaje del colibrí, Por el hueco de la aguja y Pedagogía de la autonomía y otros textos, los novedades editoriales sobre Educación popular que el Centro Memorial Dr. Martin Luther King llevó a la Feria Internacional del Libro de La Habana 2011. Incluimos, además, las palabras de inauguración de la Feria en Villa Clara, que resultaron un entrañable homenaje al escritor e intelectual cubano Fernando Martínez Heredia.